Caffé Tabac

Desde chico vivo en la zona y nunca fui. Es, como dicen otros reviews, uno de los cafés más tradicionales de la high (Guillermo Moreno lo citó como uno de los lugares donde no sería bienvenido).
Lo remodelaron hace poco y quedó muy lindo.
Fui a tomar un café con mi mujer. Yo pedí café con dos medialunas, mi mujer café con tostadas.
Lo mío estaba bien. El café muy rico. Las medialunas bien (venia de Domani, así que teníà la vara alta). Después sume un vigilante. Bien también.
El punto flojo fueron las tostadas. Malísimas. Cero ganas le pidieron.
Había un solo mozo y estaba desbordado, así que la atención fue mala.
Los precios son altos para lo que te dan (lo mío era $ 70, lo de mi mujer $ 90, afano).
La esquina es hermosa, el lugar es lindo y con historia, pero no cambio Dandy por Tabac ni loco.

Si! Reabrió! Típico café porteño pero cómodo… Es decir, sillas de primera y aire acondicionado. La deco es muy clásica pero cuidada. Vayamos a lo fundamental… Los menues son clásicos aggiornados. Ofrecen sandwiches de lomito, picadas, licuados, tragos, … Aceptan tarjeta de debito y de crédito. Lo malo? Tardaron muuucho en traer apenas una picada. Concurrido mayoritariamente por gente mayor… Es una opcion segura para un clasico desayuno o merienda.

Pase en auto por Tabac y esta tapiado, alguien sabe si es por reformas o cerro definitivamente?
Donde iran ahora el Coco Basile y Mostaza Merlo a tomar sus white horses? Igual ahora deben estar meta capirinha en Brasil…

Vivo a la vuelta de Caffé Tabac. Aunque me parece una esquina preciosa y las mesas afuera te invitan a sentarte y pasar un rato ahí, nunca lo había hecho. Creo que por prejuicio, por los habitués del lugar, gente grande y de otro palo. Pero mi amigo Miguel me preguntó cómo no había ido, que no podía vivir a una cuadra y no haberme sentado una mañana a tomar un tostado con un cafécon leche, como él hizo casi todos los días durante su infancia.
Fui. Y debo reconocer que fue una experiencia muy linda pasar un rato al sol en una esquina tan linda como es la de libertador y coronel díaz, chusmear la fauna local, hojear el diario y tomarme un café con el tostado más rico que probé en el último año.
Valió la pena.

Exuda tradición y notoriedad. Hoy es símbolo de la majestuosidad de Libertador, siempre lo fue, pero hoy quizás el cliente es más el vecino elegante de la zona y hace décadas mi papa iba a desayunar con la bandita de amigos cuando salían del boliche, sin código de etiqueta precisamente.
La esquina es realmente hermosa, corre aire siempre y es un lugar tranquilo, donde el volumen de voz forma parte de los modales. Los sándwich de lomito con tomate y lechuga son espectaculares. La carne es bien tierna y la verdura y el pan frescos. Los tostados para el café con leche de la mañana o la tarde, son otro puntito. Además de los clásicos y minutas de café, tienen un buen menú de platos más elaborados, que salen mas que nada los domingos al mediodía. Podés sentarte a tomar un campari, una cerveza con papas, un té completo o simplemente un café.
Es de imaginarse que los precios no son lo que uno dice barato, ni siquiera «normal». Tiran para el otro lado, pero todo lo que sale de este lugar tiene nivel.

El Caffé Tabac, justo en la esquina de Coronel Díaz y Libertador, es uno de los bares más tradicionales de Capital Federal. Está abierto desde fines de la década del ’60 y la verdad que sentarse en las mesitas de afuera a tomar un «feca» con un tostado mixto está buenísimo.
La verdad que la clientela no es de lo más juvenil que vas a encontrar en Buenos AIres, pero está claro que cuando uno se sienta en estos bolichitos, no lo hace por los habitués. Cuando vivía enfrente al Parque Las Heras (que queda a 5 cuadras) me gustaba mucho sentarme a tomar un licuado con un tostado cuando salía del colegio porque me sentía re adulto. Con el tiempo, muy cada tanto, me he juntado con algunos amigos a tomar una cerveza (la sirven «con ingredientes» por más que no la pidas, siempre tienen palitos, maní y papas) o algún whisky (tienen buena carta, sobria y clásica pero muy buena calidad).
La cocina del lugar parece ser también muy buena, de esas que no fallan por más que pidas milanesa, tortilla, pastas u ensalada. Está abierto desde la mañana hasta la noche, de corrido, y el salón la verdad que es muy lindo.
Vale la pena visitarlo y sentirse parte de la alta alcurnia y ver la fauna que ocupa las mesas en el horario del after office, tomando un vermouth antes de volver a sus casas.