Kansas Grill & Bar

Larga espera, increíble comida, si vas a Kansas come costillitas, hacen valer la espera.

Excelente relación de calidad y cantidad sin embargo las esperas son ridículas, recomendable ir SIEMPRE fuera de hr pico

Pocas veces tengo problemas cuando voy a Kansas. Buena relación precio calidad.

Kansas no defrauda, platos y tragos ricos. Siempre.
Ayer tocó caipiriña y campari orange, la base fue el salmón ahumado con tostadas.

En cada viaje a Buenos Aires, tengo cita obligada en Kansas. Por suerte siempre tuve buena suerte con el tiempo de espera, pero si no la hubiera tenido creó que me quedaba esperando hasta que haya lugar.
El parking siempre fue cómodo, lo dejábamos en manos de la gente de ahí y traían el auto apenas saliamos del lugar.
No puedo explicar con palabras el exquisito sabor de la ensalada cesar, una salsa única e irrepetible acompaña los distintos ingredientes perfectamente combinados.
El tiempo de espera de la comida es mínimo, ahí nomas me trajeron las tan preciadas costillitas barbacoa con papas fritas y una ensalada única de repollo, zanahoria con una salsa única que le agregaba un sabor inigualable.
La atención fue siempre muy servicial, había niños entre los comensales y le sirvieron un menu infantil muy acorde.
Los postres también son muy recomendables, sobre todo el brownie con helado.
Es un lugar para comer de forma rápida y la gente no suele quedarse mucho tiempo en sobremesa.
Los precios no son baratos, pero de vez en cuando amerita darse un gusto.

Excelente carne, gran menu, algo caro eso si, ruidoso y siempre super poblado de gente, por lo que a menos que seas alguien conocido, es reservar o esperar un siglo, aunque con reservas tambien suelen hacer esperar a la gente.
No es un lugar para gente impaciente o que no tolera el ruido.

El inexplicable fenomeno kansas.
Inexplicable! No tengo otra manera de definirlo! Gente esperando dos horas para comer una cesar salad o una hamburguesa que esta bien pero no es nada del otro mundo!
Ojo! Me incluyo en la masa de gente que banca esperas eternas para pagar precios altisimos por productos algo sobrevaluados! Lo hice y estoy segura de que lo volvere a hacer. Pero me resulta inexplicable!
Hace un par de meses estoy haciendo un tratamiento pra adelgazar (releyendo viejas reseñas me doy cuenta de por que fue que lo necesite!) y me encontre con la excelente noticia de que tiene. Un plato que es pechuga grill con brocoli al vapor! Para que sepan que en Kansas no es todo comida mega engordante!

Está vez fui a cenar. Fuimos un viernes a la noche, por lo que tuvimos que hacer más de 1 hora de cola! Pero valío la pena. Nos pudimos sentar afuera. Es hermoso el patio enorme que tiene. Están en todos los detalles. Cuando empezó a hacer frío pedimos unos polars rojos que no quedaran muy bien, pero como todo el mundo los usa, se vuelven cool.
La atención de 10! Y no cobran cubierto! Aunque tampoco traen nada como para poder cobrarlo.
Pedí te helado. Error! Pensé que iba a ser como el ice tea de Estados Unidos, pero no fue así. Es solo te con hielo. Vos le tenés que agregar el limón y ponerte sobrecitos de azúcar. Lo único bueno fue que tiene 3 refills!!! Llegué a usar solo 2 ya que los vasos son enormes. Con respecto a la comida, qué se puede decir. Es riquísima y abundante! Es un poco cara, pero lo vale. Pedimos Cheeseburger con papas fritas. Si querés cole slow hay que pagar $ 30 aparate. La hamburguesa viene con lechuga, tomate, cebolla, pepinillos. También pedimos las famosas ribs que vienen con ensalada cesar y papas fritas + cole slow.
La verdad que salimos super llenos. Solo quedó espacio para el café. Lamentablemente no pudimos probar ningún postre. Y conste que vi pasar un brownie con helado que parecía mortal!

Jamás en mi vida entenderé a la gente que hace 1 hora de cola para comer en Kansas. Pasar por el hipódromo a la noche y ver una cuadra de autos en doble fila esperando para entrar es algo que me mistifica.
Sí, la comida es rica y abundante. Realmente el punto alto del restaurante. Esas ribs, las ensaladas caesar, el salmón grillado, las papas, todo realmente de primer nivel.
Pero la cantidad de gente, la espera, los precios y el ambiente ruidoso me saca todas ganas de ir a buscar esos platos.
El servicio es muy bueno, la comida es muy buena, es todo el resto de la experiencia que me invita a no querer ir a kansas. Deberían hacer servicio de take away en una zona más céntrica. Pido por internet unas ribs, paso a buscarlas, las como tranquilo en casa.
Gran ambiente, especial para citas o reuniones de negocios turbios.

Salimos a cenar casi como cena de fin de año con unos amigos y nos decidimos por Kansas un jueves a la noche. A pesar de que la larga espera para la mesa sea asegurada, el clima del bar y los tragos te quitan esa incomodidad de que llegue tu turno.
Entre caipirinhas y una ronda de Campari nos llamaron para avisarnos que la mesa estaba lista en el plazo justo en el que nos habían pactado.
Como se come en un lugar como Kansas es excepcional, desde las entradas, los ribs de cerdo a la BBQ y una carta de postres que ofrece para todos un poco, pasas una cena genial y totalmente satisfecho.
La atención también merece su parte, mozos muy atentos y que te tiran centros para que elijas lo mejor de la carta.
¿Volver? Segurísimos que si, con un poco de paciencia para la espera pero sabiendo de que vamos a comer excelente.

Kansas se convirtió en ese lugar en donde solemos festejar eventos con mis papás y se volvió casi un ritual por años. Esta vez tocó festejar sus cumpleaños .
¿Por qué Kansas? Porque es el restaurante favorito de mi mamá y en donde sirven el costillar de cerdo más rico que hemos probado (su plato favorito). Porque tienen –sin lugar a dudas– la ensalada caesar más rica que comí y podría ahogarme entre su aderezo. Porque la atención es realmente buena y nunca falla. Porque respetan los puntos de cocción que les pidas para la carne. Porque su papa rellena es una bestia. Porque las porciones son generosas y nunca escatiman. Porque la cocina a la vista siempre suma. Porque es el único restaurant en el que me banco una hora de espera para entrar. Porque los precios no son (demasiado) desorbitantes. Porque su espinaca a la crema tiene un picor que enamora. Porque su brownie es pornografía. Porque siempre salgo contenta –y repleta–

Kansas, ese lugar donde siempre esperamos, comemos como en otros lugares y nos sale como en ningún lado pero seguimos yendo.
No sé, no me pregunten porque fuimos, no lo entiendo, creo que es una opción fácil, conocida y nada arriesgada, era un domingo y no teníamos ganas de pensar.
Sabíamos que iba a haber demora, siempre hay demora, pero nos dijeron quince minutos y fueron casi cuarenta. Casi tuvimos que correr a través del salón porque la recepcionista era una velocista que llegó a la mesa antes que nosotros, dejó un papel y se fue tan rápido como llegó, antes de que nos sentáramos incluso.
Siguiendo con este ritmo, nos atendió una moza que se presentó de manera tan sucinta que creo que pronunció sus iniciales en lugar de su nombre. Seguramente había mucho trabajo, pero se le notaba la impaciencia incluso cuando había una mínima duda o pregunta sobre el menú.
La comida es un párrafo aparte, es buena y abundante, siempre, en eso Kansas no falla. Siempre chusmeo el menú, siempre me tiento con distintos platos, siempre pregunto y siempre, pero siempre, termino pidiendo las ribs. Para mi no las hacen así en ningún lado.
Después pedimos un Sundae para compartir (otro de mis favoritos) y también estaba bárbaro, tampoco falla, etc.
Ahora, si bien comimos con vino, pedimos postre y las ribs vienen con ensalada césar de entrada y doble guarnición, el precio es excesivo, o al menos eso me parecío en relación a las experiencias que se pueden tener en otros lugares.
En resúmen, si estas buscando algo más que comer bien este no es tu lugar, no mucho te puede sorprender de este restaurante americano. Quizás si la demora.

Kansas en mi familia es tradición: para cada ocasión especial se planea una buena cena en Kansas.
Llegamos tarde el lunes y estaba hasta las manos. Mi hermana se sentia muy mal y necesitaba una silla y nadie se paraba de los asientos, pero por suerte en menos de un minuto la gente del lugar materializó una silla (mal por clientes, bien por el lugar). Nos dijeron media hora de demora y en menos de media hora estabamos sentados.
La ambientacion de Kansas es muy glamorosa. Hay una barra al costado del local que ofrece tragos a toda hora. Las sillas, las mesas, de madera oscura y los sillones de simil cuero negro, amplios y comodos. El lugar es tan grande que se puede estar comodo sin tener que escuchar la conversacion del resto de la gente.
La atencion, la verdad que diez puntos. Enseguida nuestra moza se encargo de conseguir que todos nuestros platos fueran para celíacos y se preocupo hasta el más mínimo detalle. Los aderezos con TACC, aparte. Las papas fritas en aceite limpio. El postre, todas opciones para celíacos.
La comida, como siempre, exquisita: las ribs de cerdo bien cocinadas, y la cheeseburguer al plato casera espectacular. Las ensaladas al estilo americano, caesar y coleslaw, tambien geniales. Quisiera destacar el postre, el clásico de frutillas con crema pero con un toque de azúcar negra. Genial.
Kansas es un excelente lugar para ir de a dos, con amigos, o en familia. Siempre lo vuelvo a elegir.

Cocina estilo americano que solia ser muy buena. Ultimamente me encuentro con sobreprecios y platos mas o menos. Las ultimas 2 veces la cocina no sorprendió. La ultima vez el pollo estaba con gusto a quemado y cuando vino la cuenta, los precios eran mayores que en la carta!!! Cuidado con eso!!! La atención es buena pero los baños no estan limpios a pesar del lujo. La espera en hora pico es altísima (mas de 90′)

Un clásico de la zona y como tal muuuy concurrido. Por lo cual si te molesta la espera, no vayas en horas pico. Lo recomendable es ir bien temprano o bien tarde. Para mí es ideal si te dormiste todo el finde y vas a almorzar bien tarde o si estás en ese momento del día en el que es tarde para merendar, pero tal vez temprano para cenar: no lo dudes, andá a Kansas que no va a estar (tan) lleno.
La comida es riquísima y las porciones son muy abundantes. Si querés compartir, hay un recargo de $ 30 por plato y no cobran cubierto. A pedido te traen pancito tibio con manteca. Buenísimo para esperar la comida. Aunque de espera, poco y nada. El servicio siempre es correcto y veloz. Ah! Hay valet parking así que ni tenés que pensar en dónde vas a estacionar. Un gol.

No suelo andar por la zona así que por más que lo había escuchado nombrar mil veces nunca había ido. Hace unos fines de semana estaba por ahí, era medio tarde y quería almorzar y fui.
El lugar es todo eso que uno se imagina cuando se lo nombran: grande, muchos rugbiers, con una ambientación que es una mezcla medio extraña entre mucha madera y patio lindo y una estética medio 90s. Nos sentamos en la barra. Para conseguir mesa había que esperar.
Pedimos unas ribs para compartir y un lomo con no sé qué. Antes del plato te traen una ensalada que estaba particularmente buena. Cuando llegaron los platos agradecimos haber pedido las ribs para compartir porque era monstruosa la cantidad de comida. Todo lo que comimos estuvo muy bueno y la atención fue impecable.

Hay que ir temprano ya que siempre hay gente, el lugar es hermoso y la atención es excelente. Siempre voy por las costillitas a la barbacoa, son riquísimas! Tiene un precio acorde por el lugar, la atención y la zona.

Must go de los restoranes. A pesar de la espera que siempre toca, vale la pena, la comida es riquisima. Desde las Ribbs clásicas, pasando por deliciosos pescados, hasta la ensalada Caesar. Que delicia… yo creo que llegas al paraíso y te sirven una Caesar de Kansas.
No tengo referencias de los tragos pero vi que salían muchos.

Bueno Kansas, me encanta. Siempre tuve suerte con el tema de la demora, no me toco esperar más de 20 minutos, pero es cierto que hay que ir temprano o hacer una reserva (supongo que se puede)
La ubicación es buena, el lugar es grande, amo como esta decorado y hay valet parking, no falla por ningún lado.
Algo que me gusta mucho es la posibilidad de ver la cocina, depende donde te sientes podes ver la preparación de todos los platos y los meseros están siempre atentos a lo que necesites.
Los platos son bastante grandes, abundantes, diría que ni siquiera es necesario pedir entrada y los precios no son tan caros como alguno podría imaginar, con un promedio de 250 pesos comes muy bien.

Me encantan las ensaladas Caesar de Kansas. Uno de mis platos favoritos junto con el pollo y la papa rellena.