Tuve que ir a este locutorio a hacer un scaneado. El lugar es chiquito y con poca luz, como la mayoría de los locutorios que además tienen cyber. El chico que me atendió me pidió que me siente en una de las máquinas así él me compartía el scanneado a través de la red y yo podía mandármelo por mail a dónde quisiera. Las máquinas tenían los teclados más sucios que vi en mi vida, todo lo que rodeaba a las teclas era negro. Cuando fui a pagar ¡me cobró también la máquina que había usado para mandarme las cosas! Lo único que tiene de bueno es que está abierto todo el día y venden alcohol. Traten de ir sólo para eso.