Creo que pasé cien veces por la puerta y nunca lo vi. Fuimos para el almuerzo de fin de año de la empresa. Unas 14 personas que ocupamos el 50% del salón. El lugar es muy acogedor. Parece el comedor de una casa de campo pero con varios detalles citadinos. Atendido por sus dueños y algunas personas más. Todos super amables, atentos, sonrientes y pendientes de las mesas. La comida excelente. Menú fijo por el evento. Porciones medianas. Suficientes. Excelente sabor. Muy buena presentación. Los precios no los sé, pero volveré y luego les cuento! Definitivamente volveré!
Fresco Y.
Place rating: 4 Buenos Aires, Argentina
Intenté muchas veces ir, está siempre muy concurrido!!! Un resto chico y muy cálido. Linda decoración y vajilla. Increíble la comida, pedimos risotto de roquefort y curry de pollo… Muy Ricos ambos!!! Muy reducida las opciones de vinos. El servicio de pan no me gustó, parecía descongelado. Igual volveré muchas veces mas.
Amanda V.
Place rating: 4 Buenos Aires, Argentina
Se trata de un localcito perdido por calle Juncal al que conocí hace unos años en una búsqueda por todo lo que tuviera que ver con Francia en Buenos Aires. A «La Olla de Félix» no vas con un antojo determinado de comer TAL cosa sino a la espera de lo que el dueño nos ofrece, que por suerte nunca decepciona. La decoración del lugar es muy cálida y poco convencional… Es de esos lugares que ofrece una vajilla distinta para cada invitado a la mesa, pero ese toque distintivo es lo que más gusta. Las fuentes con que sirven las preparaciones, bien características, son preciosas y nos hacen acordar que estamos en un restaurante barroco francés, pero no por eso recargado ni rococó. Cada mesa tiene una fuente distinta, porque Félix consigue la vajilla en casas de antigüedades así que cada pieza es única. La vez que fui, pasaron un disco muy lindo que todos terminamos entonando. Eso sí, no te olvides que sólo admiten efectivo. Y para dejar propina colocan sobre cada una de las mesas unas mini valijitas que le dan aun más singularidad al lugar.
Paula B.
Place rating: 4 Buenos Aires, Argentina
El restaurant es un pequeño local en la calle juncal. El lugar es como si fuera el living de una casa, todo muy bien decorado y en un espejo en la pared donde colocan las opciones del menú para ese día. Quien cocina, es Felix(dueño del restaurante), quien cambia el menú todos los días, dependiendo de los ingredientes que consiga frescos ese día o lo que tenga ganas de cocinar. Siempre hay alrededor de 6 opciones diferentes, entre ellas alguna pasta, vegetariano además de los pescados y carnes. Los platos son inspirados en la cocina francesa y mediterránea, aunque también puedes encontrar algunas opciones platos argentinos más elaborados y no los típicos de siempre, como milanesa o pizza. Los postres son muy buenos también y, siguiendo el mismo concepto, varían dependiendo del día. Este restaurante es un negocio familiar, por lo tanto la recepción y servicio son excelentes, además de los platos que son increíbles por supuesto. Es necesario realizar una reserva previa ya que al lugar ser tan chico e íntimo es difícil conseguir una mesa vacía. Definitivamente es un lugar al que no podes dejar de ir.
Clara C.
Place rating: 4 Buenos Aires, Argentina
Ir a comer a la Olla de Felix es una experiencia comparable con ir a comer a la casa de un amigo que cocina muy bien, pero con una gran diferencia: Felix no cocina muy bien, cocina increíble. El local es súper chiquito y tiene pocas mesas(si son más de dos conviene reservar). En una de las paredes del salón se encuentra colgada una pizarra en la que se puede leer qué platos se sirven ese día. Tres o cuatro entradas, tres o cuatro platos principales y dos o tres postres. Todo siempre está increíble, así que la decisión no es fácil. Mi recomendación: si hay sopa no lo duden y pídanla. La atención es impecable y a la vez súper cercana. Y si vas medio tarde lo más probable es que lo veas a Felix haciendo sobremesa con algunos amigos. Porque la Olla de Felix es eso: un lugar en el que se reúnen amigos a comer las delicias que hace Felix, y ¿quién no le invita un vino al amigo que cocina?