Conozco la pastelería de esta casa de té desde hace 30 años. Enfrente de mi colegio había un gran comedor con buffet en el que se comían delicias. Uno de los primeros lugares con autoservice(al que hasta iba mi mamá de chiquita). Un día ese lugar cerró y la hija de la dueña puso esta casa de té a pocas cuadras. Así que conozco a la creadora de todo lo rico que sirven acá. No puedo irme sin comprarme unos Ojitos de Frambuesa para comer en casa. Me gusta sentarme en una mesa que hay al fondo como en un mini cuarto con amigas a tomar el té. Atienden bárbaro. Otro dato: preparan comida riquísima. Tienen un menú cortito pero de platos exquisitos. Y hacen delivery de todo.