Sabores de mi tierra

Llegamos cerca de las 21hs, con lluvia torrencial.
Un lugar sencillo y tranquilo en apariencia, aunque tuvimos la mala suerte de llegar cuando estaban martillando algo y, para intentar tapar el ruido, pusieron el volumen de la música muy alto.
Más allá de eso la comida estuvo muy buena y los platos abundantes. Yo pedí Arroz Chaufa con Sabores de Mi Tierra (arroz salteado al estilo chino con tallarines fritos encima) y mi amiga Fideos salteados con verduras. Todo muy rico y a precios bastante razonables (excepto los platos con mariscos o pescado, que no bajaban de $ 140/​$ 170).
Nos fuimos con una buena impresión en cuanto a la calidad de la comida, pero no tan buena con respecto a lo de la música, no se podía conversar ni pensar, realmente, aunque más tarde bajaron el volumen y se hizo todo más ameno.
Lo bueno: si no terminaste el plato y te vas, podés pedirlo para llevar!

No me canso de buscar estos lugares, por definición tiene una fila de mesas vacías y los concurrentes son silenciosos, se concentran en hablar con su conocido y a una distancia considerable de la otra mesa ocupada.
El mozo a la moza, se dedica a charlar lo suficiente con los comensales, anota lo que se pide, lleva y trae con una forma sistemática los platos y vasos.
Todo es muy rápido, no es necesario hablar, por que tiene varios años en la cocina para enamorarte sin decir una palabra, sin explicar lo que tiene el plato.
Ya para esta altura me convertí en un experto en salsas peruanas y confirmo, re confirmo que la salsa de huancaína es mi preferida, no es tan explosiva como la mexicana, y el picor es un poco más duradero que el wasabi.
Pero siempre con arroz, papa, y esta salsa se puede pedir en un chau, arroz con pollo y mi recomendación el saltado de lomo con papas al horno.
Además cuanta con un menú especial, para los que le gustan otras experiencias, como pollo al durazno o al ananá y watán.