Don’t Worry

Buenos tragos, muy variados para todos los gustos. La comida ok! Excelente música.
Podes fumar en algunos sectores.
Recomendable!

Muy lindo y amplio lugar, ideal si te gusta estar medio en penumbras con una velita de por medio. Comi una tabla que venia con tiritas de milanesas de pollo y papas fritas, acompañado con salsa de guacamole (muy buena) y barbacoa. Super llenador para dos personas y sale $ 165. Tomamos 3 Stella Artois de litro y gastamos en total $ 540. La atencion es muy buena, la moza estuvo atenta en todo momento y retiro los platos en su debido momento. Destaco la rapidez en que nos sirvieron!!! Vuelvo seguro!

Si bien la ambientación está muy lograda y le da un aspecto cálido al lugar, los precios no están acordes a la comida que se sirve.

El bar es divino, los precios son bastante buenos y los tragos muy ricos.
Tienen una especie de promo que se llama «30 minutos de felicidad» en donde hay descuentos enormes en bebidas.
La contra, no aceptan tarjetas, sólo efectivo.

Es uno de mis lugares favoritos para ir a tomar algo o ir a comer!!! La comida es muy buena!!! Los tragos son increíbles !!! Y el ambiente es genial!!!

Para empezar … Ya desde la entrada que te sorprende su decoración al estilo rústico o también llamado como «hippie» … Murales pintados y una decoración elaborado con materiales reciclados que le da una onda más relajada, no tan estructurada.
Su servicio y la calidad de las comidas o bebidas es excelente, ya que gourmet no tiene nada (hablando de la cantidad de comida) el espacio me pareció un poco reducido y cada tanto tenes que ir entré las mesas esquivando las sillas al menos que estés afuera …
Su música relajada es ideal para ir a tomar una cerveza con tus amigos (es lo más recomendable) ya que es un buen lugar para disfrutar …
Recomiendo siempre hacer una reserva ya que los días que esta lindo para salir es cuando más se llena y no vas a querer quedarte afuera.

Don’t Worry, es un bar — restaurante con mucha onda!
Ubicado en el barrio Guemes, un barrio en constante crecimiento y con una onda increíble!
Cuando uno entra al bar — restaurante lo primero que ves es el piso colonial, las losetas calcáreas. Y al segundo paso uno ve subiendo las escaleras a un hermoso bonsai recibiendote! Que tiene detrás una gran ventanal.
Cada espacio tiene una onda particular, y el patio es muy lindo. Con una decoración muy canchera y colorida. La luz es tenue y bien distribuida.
Tiene las paredes pintadas con graffitis y muchos colores!
Los mozos mmm… le ponen onda pero les falta che. Atienden muy mal! No se adelantan a las demandas ni necesidades. Muy flojito!!!
La comida es muy buena!!! Los platos son abundantes.
Los precios son altos! Los platos principales rondan entre los $ 210– $ 300 pesos argentinos.
Recomiendo el chop suey de verduras y el bife de chorizo! Espectaculares!!!
Los tragos están Buenos! El mojito de maracuya es muy bueno!!!
Le pongo 4 estrellas por los mozos, falta la estrella de la atención. Que casi todos los restaurantes la olvidan!

A simple vista parecía un gran sándwich pero terminó siendo un cascote de pan y huevo. Ojo con el «sándwich de lomito»… Lean atentamente porque dice «lomito ahumado «y me comí el viaje pensando que era carne pero era el fiambre de lomo.
La atención realmente no me gustó, y encima me puso odiosa no poder comer un buen lomo de CARNE.
Los mozos muy desatentos, una mesa que estaba al lado mio se cansó de llamarlos. No te dan bola.
Rescato algunos precios como la birra, $ 70 no está mal una Stout, y la mayo casera ricasa!

He ido a Dont worry varias veces y para diferentes ocasiones pero, esta última oportunidad, no fue la mejor de las experiencias.
El ¹⁷⁄₁₀ asistí por el cumpleaños de una amiga, siendo un grupo de 10 personas aproximadamente con reserva previa.
El recepcionista fue atento y diligente para indicarme la mesa donde debía dirigirme pero el resto del servicio dejó bastante que desear.
La primer moza –bastante mal agestada– que nos atendió nunca terminó de armar la mesa. Es decir, trajo platos para 10 personas pero sólo vasos para 3 y ningún cubierto, por lo que a medida que llegaban invitados había que recordar A OTROS MOZOS (porque la nuestra estaba desaparecida en acción) que trajeran cubiertos para la cantidad de presentes.
Ordenar fue un incordio.
Estimo que tendrán pocas cartas para repartir porque se las llevaban todo el tiempo (aún ante el pedido de que la dejaran en la mesa porque ibamos a seguir ordenando).
Cada vez que queriamos más bebida u otra pizza, estabas 10′ haciendole señas a cualquier mozo que estuviera papando moscas para que acercara de nuevo la carta; otros 10′ para que tomaran el pedido más unos 15 – 20′ más para que lo trajeran. Y a veces traían dos veces el mismo pedido.
Rescatable la comida. Rica como siempre, pero dado que todos pedimos pizzas me pareció que se demoró bastante (algo entendible, de todos modos, por la concurrencia del local un sábado en la noche).
Al momento de pagar fue otra demora total y absolutamente innecesaria. 15′ para que nos traigan la cuenta más otros 15′ para que vinieran a retirarla –cosa que nunca sucedió-​. Terminamos pagando en caja y DESPUÉS volvió la moza para cobrarnos (?).
Varias observaciones: impriman más menues; contraten más staff para los sábados y si deciden recibir grupos numerosos pongan más de un mozo a disposición. Creo que va pasar un considerable tiempo antes que decida volver…

Este lugar solía caracterizarse por su mala atención. Ayer volví después de mucho tiempo y no sé si fue porque éramos un grupo grande y por ende íbamos a consumir más, pero nos atendieron muy bien. Los precios son medio elevados para el tipo de platos que venden pero algunos son muy ricos al igual que los tragos que son tremendos. Comí la bruchetta de salmón y es especular, grande y abundantes ingredientes arriba, como una una pizzeta más o menos.

Volvimos Don’t Worry hace unos días (tarde, bien tarde). Llegando se levantaba una parejita (gol desde afuera del área), por que siempre se me complica conseguir lugar sin reserva.
Nos sentamos al lado del bonsai más hermoso de Güemes.
La moza, súper simpática nos atendió enseguida, pedimos unas pizzas raras-​gourmets que estaban para chuparse los dedos. Llegaron en 15 minutos.
Después de comer, pedimos un trago recomendado, algo como de oso polar que era como nadar en un mar de diabetes, suuuuper dulce y empalagoso, hasta tiene un bonobom, pero hacía frio, valíà la pena intentar.
Los precios, dignos de guemes, medio-​alto.
En conclusión, si conseguís lugar, Don’t Worry es garantía de un ambiente cálido-​copado, buen servicio, rápido y muy rico!

Ambiente cálido y agradable. Buena decoración y música.
Tablas y otras alternativas para picar que son de calidad correcta. Buena carta de tragos.
Atención amable con buen nivel de servicio.
Una muy buena alternativa para cenar en pareja cuando se anda paseando por la Belgrano de noche.

La decoración del lugar es muy acogedora, con la luz justa y bien distribuida, personalmente me gusta la zona derecha que tiene un ventanal que da a la Belgrano y que a la tardecita/​noche tiene una vista buenisima.
Esta vez probamos una picada que la verdad estaba excelente y bien abundante (era para dos y quedabas satisfecho), un amigo pidió un sándwich vegetariano y con todas las objeciones morales que me generan las cosas vegetarianas/​veganas tengo que reconocer que superó mis expectativas, tenia unos hongos que le daban un toque piola. La picada venia con unas papas fritas ABSOLUTAMENTE necesarias y con un par de salsitas que podías usar o con el fiambre o con las papas.
Con la bebida no nos decidíamos así que el mozo nos recomendó un vino que estaba espectacular, dicho sea de paso genial la atención del mozo, muy buena onda.
Y bueno respecto de los precios medios saladitos, pero en orden al producto y la atención, vale la pena para ir en grupo y para una salida de pareja mejor por la calidez del lugar.

Fui varias veces a comer y tomar algo. Hacía mucho que no iba y me llevè una mala impresión.
No se porqué si seguía igual que siempre pero la música no combina a con el ambiente. Gustos son gustos. La tabla para dos que pedimos era bastante llenadora pero UNA pieza de muzza y DOS papas con CUATRO rabas, te deja con ganas de màs. Esto no era lo único en ella pero para comer patitas de pollo me quedo en casa. El aceite estaba un poco usado, no fue de las mejores tablas que he probado. (JOHNNY B GOOD Y CAPITÁN SON EL TRIPLE DE BUENAS).
El precio nada tiene que ver con la calidad tanto en bebida como en comida.

El lugar es como un bar sacado del mismísimo trópico con una ambientación acorde y un patio para los fumadores. Los platos son informales pero con un toque especial en cada uno de ellos. La cocteleria es amplia y para todos los gustos.
Todas las mozas son muy atentas y la música variada y divertida.
Una de las mejores experiencias para vivir en nuestro querido Güemes.

Dont worry no es el mejor resto del barrio. Ni el más barato, ni el más cool, ni siquiera el de moda pero tiene un imán q hace que de cada cuatro o cinco salidas una termine ahí.
La comida es rica, los platos abundantes, el patio un gran respiro sobre todo en verano, la atención buena, la decoración bonita (levanta mucho el bonsái de la entrada, el vitroux y las lucecitas de la escalera) y los precios razonables.
La ultima vez q estuve la cerveza estaba fresca tirando a «la pusimos en la heladera hace un par de horas»
Recomiendo: pizza de roquefort y las tablas.
Volveré, cual protagonista de El día de la marmota.

I walked by this place several times before we gave in and went in, because the awful name and logo screams «cool divorced dad wearing Hawaiian shirt.» But don’t judge it on its sign, like I did! This is actually a welcoming, casual hipster bar with good food.
Inside, the bar consists of several rooms, so it can be a little hard to tell where you’re supposed to go, but just hover in the entry and ask for a table. The walls are exposed brick and covered in colorful art. The bird mural on the back wall is pretty great!
When we walked in, they were playing Phoenix, which I guess tells you everything you need to know. After that they moved on to the Lumineers, aka the «Ho Hey» band. So, mostly young people, friends and couples, not many families or older people.
We shared a bottle of Quilmes (AR$ 55) and shared the tabla alemana (AR$ 250), a platter for two with sausages, potatoes, vegetable croquettes, sauerkraut, and an awesome pancetta/​onion/​egg/​mushroom hash. It was a lot of food, plenty for two hungry people or three to snack on.
It was quite busy at 11pm on a Tuesday, but our server was friendly and quick. The food took a while, but that seems to be typical here, and we didn’t have anywhere to be anyway. The noise level is somewhat loud, but not so much that you can’t have a conversation.
Overall, a fun and quirky place that’s hipster-​y but not pretentious or formal.

Resto/​Bar mit sehr schönem Ambiente
Es gib verschiedene Bereiche, was die Location sehr interessant macht! Schöné Räume, um gemütlich zu Essen oder im überdachten Patio ein Bier Cocktails zu trinken.
Essen ist in Ordnung, aber nicht der Hit und preislich im Mittelfeld, wobei für die Qualität der Speisen eher etwas zu teuer für meine Vorstellungen. Cocktails sind auch gut.
Die unzähligen Bedienungen sind sehr charmant und bemüht. Die Musik ist relativ laut, aber man kann sich gerade noch so unterhalten.

Visto de afuera, Don’t Worry parece un sucucho más de Güemes, pero cuando entrás y te recibe ese bonsai en una mesita, se hace un cambio y empezás a ver los espacios que lo hacen bonito.
Si bien se ve como un bar hecho y derecho, mucha gente va a comer y compartir un rato con amigos, y con razón, ya que la comida es súper rica y bastante variada.
Apto para ir a merendar después de una vuelta por el Paseo de las Artes, su patio invita a extender la merienda con cervecita y la cerveza con trago.
Como persona que sufre mucho el calor, lo recomiendo para el invierno, porque si bien el patiecito es hermoso, no tiene corrientes de aire y no es muy grande, así que en verano hace calor mas o menos en todos los ambientes del bar (aunque es una buena excusa para «hidratarse» mucho).
Los precios, bien a tono con la zona, accesible, pero no barato.

La esquina «tropical — surfer — buena onda» de Güemes.
Tiene uno de los más mejores patios de la zona, paraíso del fumador y que permite recibir la calorcita de la noche verano y en invierno se calefacciona para no pasarla mal, y aún así estar afuera.
Recomendadísima la carta de comida, sobre todo el salteado de langostino y calamar. No vayan buscando nada liviano, todo viene bien poderoso. La música es un apartado particular, siempre hay djs bastante reconocidos y a diferencia de otros lugares donde la música acompaña, acá te lleva, podes escuchar música de los Balcanes o reggae y cosas pilas que no se suelen escuchar en otros lugares.
Si la moche está linda y decidís ir a Don’t Worry Güemes, llamá y reserva antes un lugar en el patio. Me parece que está bueno para festejar cumples.
Abre de jueves a domingo.

Las veces que elegí Don’t Worry lo hice en horarios en los que no había mucha gente y siempre sólo para tomar algo.
Una vez queríamos lugar en el patio pero no había, así que esperamos en otra mesa hasta que se desocupó una en el patio. El patio no parece patio, es un espacio más sin techo. El techo en realidad existe, pero se abre y se cierra. En invierno tienen calefacción, por lo que estar en el patio es lo mismo que estar en otro lado con la diferencia que se puede fumar.
Nunca probé la comida, tienen una carta bastante amplia.
La última vez que fuimos elegimos una de las promociones que había en las pizarras, me parece que está bueno aprovechar la promoción de turno. En este caso era cerveza tirada. Nos trajeron mucho maní, una bolsa individual por cada uno, además de suficiente me pareció muy higiénico.
Tiene muchos sectores por lo que está bueno para elegir según los gustos de cada uno. Hay algunos muy cerca de la cocina, recomiendo evitarlos.
Es una buena opción para ir a la tardecita cuando ya viste todo el paseo de las artes y morís de ganas de tomar algo.

Como la mayoría de los lugares de la zona, Don’t Worry adopta esa estética tan «Barrio Güemes» un par de giladas bien heterogeneizadas, paredes «artísticamente» pintadas, quizás alguna máquina de escribir o alguna otra cosita «vintage» o una publicidad de geniol de los ’50 y dale que vamos. Ok, ésto puede o no gustar, pero no es NEGATIVO. El lugar se llena de gente, viernes o sábado puede ser complicado conseguir mesa para comer algo, incluso temprano, así que es algo a tener en cuenta.
La música es bastante alta, lo que sumado a la muchedumbre (?) complica bastante tener una conversación, lo que contrasta con la iluminación que es tenue y podría generar otro clima.
Algo a considerar es que no se le da pelota a la prohibición de fumar en lugares públicos, lo que realmente es un GARRÓN, tanto si sos fumador como si no, no está bueno para nada que te estén fumando al lado mientras comés.
La atención no destaca para ningún lado, quizás si te sentás subiendo la escalera, pueda pasar una eternidad hasta que venga la moza, pero bueno…
Respecto a la comida y a la coctelería hay una disparidad, un desbalance, que me pone nervioso, hay platos con pretensiones de «gourmet» pero con papas súper-​congeladas, por ejemplo o tragos interesantes pero mal presentados o en cristalería muy berreta. Esta dualidad le resta varios puntos al lugar, y más todavía teniendo en cuenta que los precios, están altos incluso para los estándares de la zona.
Si conseguís lugar para estacionar sobre la calle te dan un Nobel, sino, hay playas a un par de cuadras.