Aceto & Oliva

Lindo y acogedor lugar, tiene el espíritu intimista de los bodegones de antaño con un toque renovado, la carta no es extensa pero contundente, los platos principales se manejan con una suerte de sugerencia de la casa, tuve la oportunidad de probar un salmón exquisito, buenos vinos y un excelente café ristretto, es un lugar ideal para pasar una velada con amigos o una pareja, lejos del bullicio y el gentio de otros lugares. Para mi gusto lo único «malo» es la inexperiencia del personal de mesa, pero es cuestión de tiempo como todo. Bön Apetit!!!

Pequeño restaurante de menú típico y moderno a la vez. El estilo del decorado es entre retro, campestre, y rústico. A mí me gustó mucho, me brindaron calidez la madera y los detalles, y los diseños de la gráfica.
Por dentro es más bien pequeño. Hay una parte que es prácticamente un almacén, donde ofrecen mucha variedad de botellitas de cervezas importadas. En mi caso probé una de estas cervezas para acompañar la comida.
Comí un wok con carnes de varios animales, y la verdad riquísimo. Se nota que los cocineros tienen buen gusto. También muy rico, y muy bomba, fue el postre: brownie con helado. Pero ¡qué brownie! y ¡qué helado!
A la hora del almuerzo, el localcito se llena. La gente se siente muy a gusto en este pequeño bar-​restaurante, que yo, particularmente, recomiendo.

De los creadores de Olio, el bistró de calle Roca y Pje. Dr. Álvarez, llegó al barrio con mayor movida gastronómica en Rosario: Aceto y Oliva. Si bien está en la mitad de una calle oscura, el bistró tiene mucho movimiento y al ser un lugar chico, con pocas mesas, suele estar siempre lleno. Seguramente porque agarra el rebote de las personas que no entran en otros bares (algo que pasa muy seguido desde que Rock&Fellers está en Pichincha).
El lugar copia la disposición del restó de calle Roca, son pocas mesas en una disposición cómoda acompañadas por una pared llena de productos alimenticios gourmet y bebidas. En el fondo una exhibidora estilo almacén. Las mesas de afuera son las más relajadas, aunque para reuniones laborales y almuerzos ejecutivos suelen estar llenas las mesas de adentro.
Más de un café hemos tomado junto a mis socios organizando planes de trabajo y proyectando ideas en un espacio que llama la atención de lo simple que es. Siempre me gustó el formato bistró, porque es chico y de calidad. No busca masificar la ganancia (algo muy común en gastronmía) sino que el foco está puesto en la experiencia del cliente y la calidad de la oferta en la comida.

Lindo lugar, y me encanta el nombre! Es por eso que agregue una estrella!
Es un restaurante muy bien puesto, con una onda que no termino de definir.
Ubicado en el emblemático Barrio Pichincha, en auge gastronómico y nocturno, éste lugar supo ubicarse dentro de los elegidos por los rosarinos.
En cuanto al sitio, no es demasiado grande pero cómodo al fin, con una gran pared con vinos expuestos, una barra y mesas dentro y fuera del local. Botellas, cajas que parecieras desordenadas (aunque estén en realidad, perfectamente ordenadas), un pizarron grande donde exponen el menú y alguna promo de turno, hacen a su decoración.
Lo conozco sólo al mediodía y confirmo la calidad de su menù ejecutivo. Cambian, claro, todos los días y van deacuerdo a la temperatura. Días de frío suelen ser pastas: SUPER SUPER recomendable la lasagna, si te gustan las comidas «fuertes» (y si no tenes que seguir trabajando), los días 29 hacen ñoquis, y los de calor, comidas mas livianas. Hay 3 variedades para elegir, siempre incluyen bebida y postre.
También ofrecen envíos a domicilio, si lo deseas, a un menor costo.
Prima la buena atención, la amabilidad y la calidad en sus comidas, una buena fórmula para el éxito!

Me encanta para almorzar en la semana, tiene menúes ejecutivos variados, ricos y a muy buen precio.
El lugar, si bien no muy grande, es muy lindo, una decoración muy hippie chic con algunas mesas en la calle y otras dentro. Me suele gustar que los lugares no sean tan grandes porque atienden más rápido y la comida llega siempre bien.
En general su menú ejecutivo tiene 3 opciones: carnes, pastas y saludable. Las ensaladas y tartas son riquísimas, las porciones justas, ideal para después volver a trabajar.
La atención excelente, enseguida nos tomaron el pedido y nos trajeron casi sin demora las bebidas. Llegó todo junto (eramos 6) y caliente… un placer que no siempre se consigue!!!
Para una comidita romántica también está bueno!

Queríamos ir a cenar por calle Oroño pero todos los restaurantes y pubs ya estaban llenos. Así que caminamos un buen rato por el boulevard, nos sentamos en los banquitos blancos y miramos un poco el cielo que estaba estrellado. Sin embargo, eso no calmó nuestras ganas de comer.
Recordé que un amigo me había comentado que por calle Güemes entre Oroño y Alvear había un resto chiquito pero muy bueno. Fuimos. El lugar era Aceto y Oliva. Afuera todas las mesas estaban ocupadas así que decidimos instalarnos adentro. El clima estaba ameno aún sin aire acondicionado, ya que los techos altos de una casa antigua remodelada mantienen el ambiente fresco.
Estaba antojada de comer unos ravioles con salsa blanca y por suerte estaban en la carta. La porción era abundante así que no pude terminármela sola, por lo que mi compañero me tuvo que ayudar.

Este lugar tiene toda la onda. Un precio resto-​bar donde podés ir a desayunar, merendar, almorzar y cenar y te atienden de manera expectacular.
Tiene una ambientación muy linda, hay estanterías con productos a la vista, tales como vinos, aceitunas, jamones premium, cervezas importadas, condimentos y por supuesto aceto y oliva. No te vayas sin recorrer esos estantes.
Es un poco desconocido por la mayoría de la gente, pero la verdad que cuando estén por la zona de Pichincha les recomiendo pasar por este lugar.
Es ideal para sentarse a la tardecita a comer una rica picada con amigos y porque no una cervecita bien fría para acompañar.
Por los mediodías tienen menúes ejecutivos accesibles, y lo mejor que son muy elaborados y se distinguen de los que ofrecen los demás restobares para almorzar. Que lindo es poder comerse un rissoto de hongos de pino, champignones y queso ahumado un Lunes al mediodía no? Que me dicen? Encima todos incluyen bebida y postre a elección. Un placer.
Por las noches también tienen propuestas muy novedosas y a precios geniales. Todo muy gourmet, rico y fresco. Fui un martes y comí un ceviche de langostinos para chuparse los dedos, que me salió tan sólo $ 125 y también incluía una copa de vino. En todos lados este tipo de comidas no bajan de los $ 200. Para tener en cuenta y disfrutar de una innovadora cena con tu pareja o amigos.