La Chamuyera Tango Bar

Uno de los primeros pubes que conocí en esta mágica ciudad, y es siempre un lugar a tener en cuenta cuando quieres salir a despejarme un momento en la noche, mas aun los miércoles, ese día es para mi el ideal para visitar este hermoso antro, ya que cuenta con la presentación de músicos que se tiran mas al blues y jazz.
Ya de por si cuenta con una propuesta distinta y que a mi me dejo maravillado la primera vez que lo presencie y disfrute del ambiente.
Al ingresar uno se encuentra directamente con el sector donde se localiza la barra y caja, en el mismo uno puede quedarse horas y horas, hasta que te echen mas o menos hojeando y saboreando la literatura que a uno ofrecen en sus bibliotecas abiertas al publico. Ademas de contar también con mesas para que uno se siente o bien juegue al ajedrez, todo un combo ingenioso y sutil es la Chamu.
Mas allá de este sector, un atraviesa un pasillo donde uno puede desviarse al baño o seguir y encontrarse con la parte donde esta el baile en ciertos días o el espacio donde dejan que la bandas demuestren su arte. Aquí la iluminación se vuelve mas tenue, también cuenta con mesas y otra barra.
Ninguna queja al lugar, siempre que fui la pase bomba y vos también podes, así que no evites dejarlo pasar por que no sabes con que te podes encontrar ahí adentro.

A la chamuyera vamos cada tanto con unos amigos con los que tenemos un proyecto artístico. Es que se respira buena onda en ese lugar. Comemos algo rápido, alguna pizza, cerveza y siempre es más barato que en otros lados. Tiene una estética tanguera, de cafetín, pero en el programa semanal hay de todo: clases de tango, sesiones de Jazz, conciertos y como dicen ellos, «recovecos para el chamuyo». La atención es de primera. Te podés ubicar cerca de la entrada, lo que recomiendo para fumadores, o pasar al salón de atrás en donde se desarrollan las actividades programadas. Recomendadísimo para almas sensibles el carnaval de poesía que se hace todos los meses.

Hace un año un amigo vivía a dos cuadras de La Chamuyera Tango Bar. Resultaba imposible no tentarse a ir todos los días para, por lo menos, tomarse una cerveza cuando cae la noche.
El bar se encuentra en calle Corrientes y es fácilmente identificable ya que siempre hay gente en la puerta fumando o tomando algo. Lo que me gusta de este bar es que es muy relajado: cada uno en lo suyo, con su onda. Te sentís cómodo en el instante en el que entras.
La primera vez que fui era viernes, por lo que estaba lleno de gente y resultaba casi imposible encontrar una mesa. Por suerte no soy muy estricta en ese tema, así que rápidamente encontramos un lugarcito para escuchar parados la banda de jazz que sonaba. Con este panorama, no dudamos en acercarnos a la barra para pedir una cerveza. La pasamos increíble, rodeada de gente copada y con ganas de charlar.
Al fondo hay un patio muy pintoresco que generalmente lo aprovechan los fumadores (que son la mayoría).
Los días de semana es todo más tranquilo, no hay tanta gente ni movimiento, pero la esencia del bar continúa intacta. Un hermoso lugar para conocer gente muy buena onda, escuchar música de calidad y compartir con amigos.

La chamu!
Es un bar como pocos en la ciudad!
Tuvo y tiene su estilo desde que empezó con una impronta de clásico con mezcla de cultural pero se esta abriendo contantemente a cosas nuevas.
Es un lugar para ir con una pareja, con tus viejos si les gusta la música como el jazz y el tango. La propuesta varía desde un libro, pasando por una mesa para ajedrez, dando la vuelta hacia atrás tenes un salón dispuesto a toda improvisación de jazz. Si caes un jueves y te copas te tomas una clase de tango para después quedarte a milonguear.
O si sos de esos que salen hasta los martes, te podes enganchar en la mesa de idiomas, algo que esta de moda en mucho bares de rosario pero siempre al estilo de la «chamu» que es único. Luces bajas, cocina a la vista, patio encubierto que si no sos curios@ puede que no lo notes.
El menú de comida es escaso, solo pizza y empanadas pero para mi unas muy buenas buenas empanadas y esta en condiciones para ir y pasarla bien! Conocer el lugar es un recomendado de la ciudad!

Si sos de esas personas a los que les gustan los lugares bien bohemios y porque no un toque excéntricos, este es sin duda tu lugar.
Es como viajar por un sin fin de posibilidades culturales, ya que cuando uno ingresa, se encuentra con el salón principal, por así decirlo, mesitas muy así nomas distribuidas, girando hacia la derecha se percibe la barra y la cocina, en la paredes hay unas estanterías con libros y juegos de mesa, si señores, es uno de esos bares a los que se puede ir a jugar al truco, las damas, el ajedrez o leerse un librito de la biblioteca, pero no termina acá el recorrido, hay una puerta, un profesor mio diría que es como esas puertas mágicas, que abren un nuevo mundo… esta te lleva al interior del local, donde están los baño (siempre muy sucios), pasas por mini patio, que no es tan patio porque lo techaron, y ahora si esta lo que seria el salón de baile, donde nunca sabes con lo que vas a encontrar.
Es un bar que no se caracteriza por la limpieza y la iluminación.
Siempre hay opciones de recreación, como clases de tango, se baila folklore, bachatas, se hacen encuentro de idioma y hay bandas en vivo.

Si hay un rincón de la ciudad donde uno nunca se va a aburrir, es en La Chamuyera. Principalmente uno se acerca antes de conocerla para aprender, o ver bailar tango, que es un poco el espíritu que le da nombre y forma al lugar. Pero una vez que ya la empieza a frecuentar se encuentra con una gran cantidad de alternativas, desde mesas de idiomas, intercambio de libros o sentarse a jugar al ajedrez ante la mirada atenta de curiosos y habitués.
Y si el tango no es lo tuyo, también hay clases de salsa, rock & roll, folclore, jam sessions y recitales.
De todas maneras, si vas no podés dejar de comer las empanadas de la casa, con una cervecita bien fría. Son tan ricas que suelen terminarse incluso antes que la cerveza, así que recomiendo ir temprano si no te las querés perder.
A simple vista, el lugar parece muy chiquito, y no te hacés una idea de dónde se baila, pero tranqui, hay que atravesar la puerta a la izquierda de la barra.

Cuando no se a donde caer siempre caigo a La Chamuyera… y ella, fiel amiga, me recibe de brazos abiertos.
Comida rica, por ejemplo las pizzas y empanadas, de gustos variados y una masa exquisita, crujiente. Las bebidas siempre frescas, que en la mayoría de los casos (y las mesas) es cerveza, pero algunos pecan de pulcros y se toman una gaseosa en botella, los perdonamos.
Aunque si venís a «La Chamu» procura poder tomar, así vas calentando el cuerpo para brillar en esa oscura, alargada y tan sensual pista, que despierta los instintos de cualquier religioso o ateo: ancianos, jóvenes y adultos se vuelven fieras cuando el DJ pone música y arrancan a mover sus destartalados cuerpos sin ningún pudor.
En La Chamuyera cada día es una nueva cita para bailar salsa, tango o variadas danzas. Se realizan por la tarde algunos tipos de talleres, clases de idioma y otras hierbas.
Suelen hacerse, por las noches y hasta altas horas de la madrugada, fiestas con motivos particulares que organizan por ejemplo algunas murgas o distintos grupos de la ciudad y alrededores.
Si no la conoces todavía podes sacarte la vergüenza en este lindo y rústico lugar. Pero sin chamuyos.

Frecuenté este bar mucho tiempo, sobre todo cuando vivía a poquitas cuadras de distancia. Ubicado en el centro, nos da la posibilidad de tomar una cervecita fría en el barrio sin tener que recurrir a la asfixiante calle Pellegrini.
La Chamu, como le decimos los habitues, es un lugar super relajado, donde te podes tomar una cerveza de la misma manera que te la tomarías en tu casa; podes estar vistiendo una flor en la cabeza que te aseguro que no te vas a sentir incómodo.
El bar tiene una decoración muy rústica, todas sus mesas y sus sillas son diferentes, tiene una biblioteca donde podes pedir prestado un libro y un dato muy monono es que la mayoría de las veces hay jugadores de ajedrez en partida.
Todo ésto transcurre en un salón medio chico que hay al ingreso del bar peeeeero si atravesas una puerta de esas que no sabes si te metes en la cocina del bar, en un baño, en Narnia o si sigue la conga por ese lado, bueno, sean valientes porque la conga sigue… y podes encontrar el mas copado Jazz de Rosario, alguna bandita de reggae o de rock, clases de Tango y cuando sale el sol podes encontrar clases clases de algún idioma, entre algunas de sus propuestas.
Así que de noche, cervecita fria, no recuerdo haber visto a alguien tomando otra cosa y para comer puede ser una pizza o algún tostado pero no se destaca por su cocina.
Ahhhhhh me olvidaba, de día se presenta como un lugar hiper cómodo para estudiar, una de sus mesas es gigante y podía desplegar todo el papelerío a gusto y piacere ;)

La Chamuyera o «la Chamu» para los amigos (?) es un hermoso rincón cultural en pleno centro de Rosario donde realmente se huele una energía especial. Es un emprendimiento intercultural creado por artistas.
Entre las cosas que ofrece este bar/​centro cultural/​pizzería/​escuela de baile/​etcétera se encuentran:
–Una pequeña librería con varios libros usados ideales para cuando te encontrás tomando algo sólo y querés pasar el tiempo de mejor manera.
–Tableros de damas y ajedrez para jugar entre amigos y apostar a ver quien paga la pizza jaja
–Clases de bailes entre las que se pueden nombrar tango, milonga, salsa y bachata, rock and roll, jazzy más.
–Polyglot meeting en donde todos los martes de 21 a 24 un grupo de personas se juntan a practicar idiomas Inglés, francés, alemán, español para extranjeros, etcétera.
–Recitales y shows humorísticos.
La atención siempre es buena onda y los precios moderados, ni caros ni baratos.

Okey, es verdad, lo primero que hay que decir es que «La Chamu» no es para cualquiera, son bastante bohemios en todo, te tenés que acercar a la barra para pedirles los cubiertos porque se colgaron, ponele. Pero la verdad que para mí es de los antros más lindos del centro.
Tiene todo lo que tienen los antros, viejos cascarrabias leyendo (hay biblio) o jugando al ajedrez, un toque de polvo, paredes descascaradas, actividades culturales medio extrañas, pizza tranca, cervezas accesibles y mucha gente fumadora, que como el patio es chiquitísimo nos apiñotamos como podemos y terminás charlando con cualquier otro casi siempre medio loquito y divertido, se admite mucho perro callejero. Del patio para el fondo tenés milonga, tango, jazz en vivo de alto vuelo, o alguna cantante virtuosa que se te cae la boca de escuchar.
Los jueves se llena muchísimo, para mí está mejor cuando hay poca gente porque tenés juegos de mesa para elegir y está más fresco.
La Chamuyera es lo más.

Acá, es conocido simplemente como «La Chamuyera», un espacio ameno, rústico y chiquito. Es un centro que revaloriza el tango y las propuestas culturales de la ciudad ya que artistas locales pueden mostrarse al público y bailarines enseñar tango, jazz, salsa, rock y otros ritmos.
Está dividido en dos sectores: uno para comer y el salón de baile. Apenas ingresas, te encontras con el primero, ambientado al estilo tanguero con antigüedades, faroles, paredes de ladrillo visto y algunas piezas de herrería. Dependiendo la noche, podes encontrar amigos jugando una partida de ajedrez, extranjeros practicando el español, rosarinos intentando conversar en inglés, lectores concentrados, música, familias o grandes grupos en reunión, también la barra, la cocina casera, las heladeras y los empleados yendo de mesa en mesa.
Las mesas y sillas están ubicadas para poder aprovechar lo angosto del espacio, compensado con la vidriera que deja ver el andar de la calle y el pizarrón sobre la pared del fondo, donde se avisan los eventos próximos. Las veces que fui, pedimos pizzas y empanadas, gaseosas y cerveza. De todo esto, había varias opciones pero terminamos eligiendo la clásica de muzzarella y una especial, con empanadas de jamón y queso. Todo rico y con precios acordes a la propuesta del lugar.
En la parte de atrás, está la milonga donde la pista, oscura como todo lugar donde se va a bailar, es lo más importante. Alrededor hay más mesas y sillas para descansar, picar algo o simplemente disfrutar de los bailarines. En una noche de milonga, lo mejor de esta parte es que se mezclan todas las generaciones porque hay jóvenes vestidos informales dispuestos a aprender y aquellos viejos amantes del dos por cuatro que no quieren dejar de hacerlo.