Pan & Manteca

Está claro que no pertenezco al grupo etário al que apunta este bar. En otros tiempos Pan & Manteca era conocido por ser un bar chic! donde estaba la movida de Rosario. Hoy queda solo el nombre de aquel lugar.
En mi última visita si bien la atención y fue correcta, no salís pensando «que buena onda el mozo». La carta no era extensa pero cuando uno pedía lo que estaba en ella, el mozo te decía que no tenían, y eso con un producto puede pasar, pero con dos o con tres, no, por ejemplo una de las faltantes, que en estos tiempos y en un bar es crítico, fue la leche descremada.
El lugar está limpio, tiene mesas cómodas, vidrieras que dan a calle Italia y a calle Cordoba.
Lo que queda claro es que el lugar ha sido tomado por los habitués, ya que en el rato que estuve allí la última vez el mozo me avisó que a cierta hora tenía que desocupar la mesa porque había un caballero que venía todos los días a determinada hora y esa era su mesa favorita, por un lado me sorprendió el pedido, por otro me pareció simpático, a mi me encantaría que en un lugar me guarden mi mesa con tanto celo, no? al mejor estilo Al Capone!

A pocas cuadras del pleno centro rosarino se encuentra el emblemático café Pan y Manteca, en la esquina de Italia y Córdoba.
La fachada oscura contrasta a la perfección con las letras doradas de los dos carteles que la adornan. Una arquitectura única, antigua, de techos y aberturas altas que se prolonga varios pisos más arriba, donde hay departamentos. Una construcción como las pocas que quedan en la ciudad, que recuerdan los orígenes aristocráticos de Rosario.
Como eran casi las 12 del mediodía, tuvimos ganas de almorzar algo rápido antes de seguir con el trabajo. Así que nos pedimos un Omelette de queso que estaba súper tentador y un Triple de miga frío de jamón, queso, lechuga y tomate. A pesar de ser comidas rápidas tardaron un rato en llegar, pero la espera fue complacida con el sabor de estos dos platos.
Pasamos un lindo rato en un ambiente ameno, donde las señoras que usan tacos, pelo matizado y aros, abundan. A la salida y de yapa nos cruzamos al DT de la selección de fútbol argentina.
Recomendación: el desayuno completo con tostadas de Pan y Manteca, es perfecto.

Si hay un bar al que sólo podría ir a tomar un café con leche con medialunas y sólo con un voucher del laboratorio Cibic que se encuentra a la vuelta del mismo, es este: Pan & Manteca. A ver, no hablemos de la calidad de los productos, que son indiscutibles, y sería tema aparte, pero… la última vez que fui (¡y sin voucher!) tuve que vender mi Nokia 1100 o sino me quedaba lavando los platos ahí. ¡Ajajajaja! Un poco exagerado el ejemplo para describir que es un bar con un promedio de precios más alto que los de cualquier bar de la zona céntrica del mismo estilo. Sin otra cuestión que lo haga distinto que la propia gente que concurre, es, no obstante, un local al que en cualquier horario del día puede vérselo bastante lleno de clientes de tragos simples o comensales oficinistas. De carácter sobrio, con aires de perfil bajo, también podés encontrar a personalidades famosas del ambiente rosarino, algún famoso de la tv o radio local, y sin embargo cada uno haciendo lo suyo en Pan y Manteca sin ser molestado por nadie (porque el rosarino no tiene esa cosa Cholula que tiene otros de andar molestando, interfiriendo el día de alguien sólo por querer sacarse una foto porque lo vio en la tele. Nada más lejano. Aunque, para estar aún más tranquilos, muchos prefieren a Pan y manteca, por lo sobrio, estilizado, y hasta un poco soberbio estilo que profiere el lugar a quienes sobrevuelan sus mesas en los días de semana.

Esta esquina del centro es un clásico. Se llena con muchas personas durante la mañana y al mediodía. El café de negocios es un menester tomarlo ahí. Tiene ese aire a haber quedado en el tiempo sin haber sufrido ningún desgaste. Hay mucha decoración de los años 80’s y cuando vas te sentís como un guapo tanguero al pedirte un café con una seña de manos.
Su servicio es más que eficiente y tiene un personal muy simpático. Si tenés suerte conseguís el diario, porque hay mucha demanda de La Capital. Aunque si lo tuyo es más pasatista también tienen una buena colección de revistas de interés general a disposición. El clásico café con leche, medialunas y exprimido nunca deja de estar en el TOP 3, pero también hay muy buenas opciones de menú ejecutivo y hasta postres que valen la pena probar.
Algo ingenioso que hicieron junto a un laboratorio fue regalar desayunos a las personas que van a sacarse sangre por algún estudio. La verdad es que no hay nada más lindo que después de haber ayunado y levantarse temprano para sacarse sangre (contra la propia voluntad) que poder disfrutar de un buen desayuno en un ambiente de oficinistas apurados y clásicos señores habitúes del bar.

En otra época era un clásico restaurante de primera calidad. Hoy en día, no ha renovado mucho desde esos tiempos. La decoración es clásica. Suele haber bastante ruido. Lo que más me gusta de este lugar es que con la comida te traen un pan casero para acompañar que es exquicito y además cuentan con amplia variedad de panes. Los platos salados son ricos y variados (pastas, pizas, ensaladas, omeletes, tartas, picadas, más son bastante caros. Asímismo cuenta con menúes semanales. Sus opciones dulces son: masas finas y tortas. El café está bueno. Suele ocurrir que a la hora de hacer el pedido no tengan todo lo que la carta muestra.

Años atrás ir a este bar era una tradición, ubicado en pleno centro rosarino, hoy a la fecha es un bar mas. Tiene muy buena vista, con grandes ventanales pero se quedo en el tiempo. El ambiente es de gente mayor casi todo el tiempo. Sirven menú ejecutivo y la carta se basa en minutas y cafetería principalmente.
En mi experiencia reciente fui dos veces seguidas y no me dejo conforme, primero hay un solo enchufe en todo el bar para trabajar con una notebook, en esa ocasión pedí un cortado y un carlitos (cerca de los $ 100). La atención es buena, eficiente pero no tienen mucha variedad en lo que ofrecen, esto me paso en mi segunda visita, por la tarde en plan de un buen café con algo dulce… no tenían nada de pastelería, solo le quedaban unos brownies estilo industrial y un par de medialunas, pedí tres cosas, no tenían, raro a la hora del te.