A pesar del nombre no soy avitue de este lugar, sino que voy cuando está cerrada o sin turnos a la peluquería a la que voy siempre. De afuera no es muy llamativa, tiene un cartel sobrio con el nombre en cursiva y está entre varios locales comerciales. Por dentro no es grande pero todo está bien distribuido. Cuenta con dos espejos largos en cada pared lateral con las respectivas sillas para realizar los trabajos. Al fondo está la zona de lavado. Hay algunos silloncitos ubicados para poder esperar más cómodos mientras lees una revista. Atiende una pareja joven y muy simpática. La última vez que fui estaban muy atentos a lo que hacía su hijito en la vereda mientras ellos trabajaban. Además fueron muy cordiales y me ofrecieron café dos veces! La verdad es que de las veces que fui siempre quedé conforme. Los precios están similares al de otros locales del rubro, el corte está a $ 100.