Una mañana de enero decidí con unas amigas coger el coche e irnos desde Bruselas hasta Knokke, lugar que no conocíamos(ni, francamente, nos sonaba de nada) pero que parecía ser la playa más cercana a la capital. El resultado fue un día maravilloso(aunque frío), con una playa de cuento nevada y en una ciudad super idílica, como muchas en territorio belga. En verano no sé cómo será, pero en invierno una delicia.