Si andas por Santiago con el ojo de un Unilocaler, tu máxima aspiración es descubrir ese lugar que pocos conocen, El Dorado de un reviewer, un Shangri-La del explorador de la ciudad. Me paso con este pequeño thai, en una esquina escondida de Providencia. Me dicen que toda la gente que trabaja cerca de este pequeño boliche de calle Huelén lo conoce y lo adora. El Sawasdee tiene pocas mesas y muy poco espacio, pero esta cocinería tailandesa es lo mejor que me ha pasado en Santiago en mucho tiempo. La carta es precisa y sin relleno parafernálico. Para comparar bien, me fui por un Pad Thai, que estaba maravilloso. De beber, hay unos blending de limonada y jugo bastante refrescantes. Los platos de mis amigos estaban buenísimos también. Insisto en el tema del espacio, porque entre las mesas del exterior y el pequeño interior no deben ser más de cuatro, pero vale la pena por dos motivos: Si se es fan de la comida thai o si lo que quieres es decirle a tus amigos que tienes un dato genial.