Al café Monti uno entra por el nombre… el apellido se ha hecho acreedor de fama de empanadas de excelencia. Y no hay error. Las empanadas(yo elegí pino, tradicional y delicioso) son de primera. El problema(gravísimo para un tentado) es que también tienen pastelería: cheescake, torta de zanahoria, donas… y un pie de limón demasiado bueno(con sabor a pie hecho en casa, por una abuela alemana) que lo hace irresistible. La decoración interior es acogedora, pero el local es pequeño. Lo más agradable es comer afuera, en la terraza.