Cementerio Parroquial de San Bernardo

«Los cementerios son un lugar ideal para ir a leer», decía el poeta nacional Rodrigo Lira. Y yo apliqué esa máxima en muchos cementerios. Lo que tiene el Cementerio Parroquial de San Bernardo, es su construcción constreñida que va creando lóbregos laberintos entre nichos y tumbas. Para mí es como estar en una mañana eterna: sólo se siente el gorjeo de algunos pájaros, y de vez en cuando algún paso de los limpiadores de patio.
Acá tengo sepultada a buena parte de mi familia y he tenido que familiarizarme con el lugar en sí.
Se pueden encontrar tumbas antiquísimas y es que parece que toda la historia de San Bernardo podría resumirse en este pequeño espacio.
Una de las cosas que me llamó la atención, fue la devoción por la tumba de la Malvinita, siempre con flores frescas y velas encendidas en gratitud por algún milagro concebido. También hay un rincón en el que hay una gran virgen decapitada, y a sus pies muchos santos e imágenes también decapitadas, como muestrario contradictorio de santidad y la muerte.
Un lugar con mucha historia e interesante mitología. Apúntese con una vuelta.