Délice D’Alsace

Ambiente sumamente acogedor, preciosa decoración y cálida atención. Amplia variedad de delicias para deleitar el paladar, tanto para servir en el lugar o para llevar. Recomiendo especialmente el baguette de salmón ahumado, simplemente una maravilla.

Bonito lugar para ir a desayunar o merendar.
La pastelería es realmente buena, uno apenas entra ya se tienta con todo lo que está a la vista. Muchos colores, muchas texturas.
El pain au chocolat es muy rico (tomo como referencia esta delicia para saber si la bollería es buena). Los panes también son deliciosos.
La atención fue muy agradable.

Escondido en los recovecos cercanos a Bilbao y Pedro de Valdivia, este café y pastelería es un descubrimiento que hace que uno se ponga feliz.
Había probado antes sus pasteles, así es que cuando supe que era una alternativa para ir a tomar desayuno el sabado, la respuesta fue un sí rotundo.
Por dentro, es como un salón de té a la antigua, con paredes de madera y una vitrina que es la perdición: streussel, tartas, bollería, panes artesanales, mousse y un sinfín de otras delicias que se pueden comer en el lugar o pedir para llevar.
En esta oportunidad, en vez de ir por alguna de las opciones «prediseñadas» de desayuno, pedimos una variedad de cosas para compartir. Para tomar, un té helado (hecho ahi, no de esos de botella) y un café cortado, acompañado con una tarta de berries cocida, un cisne de masa choux relleno de chantilly y un sandwich (generoso) de ave palta. Si, no era un desayuno light, pero era buenazo.
Todos los productos nos tocaron super frescos y el relleno de sandwich era estilo casero, no con esas pastas de procedencia desconocida que obligan a confiar a ojos cerrados. No, acá la cosa es buena y con precios razonables, además de una atención amable que hace que den ganas de volver.

Escondida en una pequeña esquina, Délice D’ Alsace es un salón de te muy particular. Su ambiente hogareño es impactante al momento de entrar, con paredes de madera y decoración estilo francés que te hace sentir como que llegaras a la casa de una abuelita que recién acaba de sacar pastelitos del horno solo para ti.
La entrada tiene vitrinas con las delicias del día, que se van a la velocidad de la luz, ya que el local cierra sus puertas temprano. Con solo una mirada vas a quedar en la total incertidumbre de qué elegir, ya que todo se ve y es muy rico.
El local posee terrazas exteriores para quienes prefieren disfrutar del sol, pero también hay bastante espacio interior para épocas de frío, pero sin ser tan grande como para quitarle esa onda de casa tan agradable que tiene.
Si pasa por aquí, no deje de probar los croissant, con su variedad de almendra, rellenos con una pasta de almendras delicada y suave. El Pan de chocolate es una total recomendación para quienes disfrutan de las masas ricas en mantequilla y capas finamente trabajadas con gran técnica, además de dos barras de chocolate amargo en su cálido centro que se derriten con solo mirarlas. El Stollen, también de chocolate, es semejante a un muffin o cupcake pero un poco más sustancioso en su textura, con chips de chocolate de sobra y un sabor único. El brioche también es un clásico francés, sin dejar de lado todas sus tartas y postres para quienes quieren la dulzura directo a la vena.
Es infaltable, también, mencionar la variedad de panes que posee este lugar. Mauricettes, pan de nuez, integral y baguettes recién horneados que dan lugar a luchas por quién se los lleva primero o un quizás disfrutar de un buen bretzel salado con jamón y queso.
Para beber, aparte una diversidad de café y té, existen limonadas importadas directamente de Francia, en botellas de vidrio, con sabores simples como la limonada normal o más interesantes como la limonada blueberry (arándano) o pink (con pomelo).
Si le gusta tomarse una rica once en la comodidad de una casa, pase por Délice D’ Alsace, donde pasará un agradable momento tranquilo en un ambiente hogareño, sencillo y cálido, y si viene en invierno, prefiera un día de lluvia y siéntese cerca de la ventana, mirando hacia afuera al patio con piso de adoquines mojados y quizás, por un momento, sienta lo que es estar en las soñadoras y bellas calles de parís.

Exquisita pastelería francesa, los eclairs, los macaroons (de los buenos) y otros son la especialidad. Ojo, que también tienen cositas saladas. El lugar es precioso, por lo que –si bien se puede llevar, como en cualquier pastelería– lo ideal es comer ahí mismo, rico como salón de té para la oncecita o como café para almorzar.