El carrito de don Héctor Hernández ya es parte del frontis de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile… lleva 13 años en el mismo lugar, entregando en invierno la justa y necesaria fritanga para darle vida a los días fríos… y sobre todo los lluviosos, que se sienten menos grises al darle un mordisco a una empanadita de queso calentita o a una clásica sopaipilla. ¡Ojo! No son las típicas grasientas, porque don Héctor ocupa aceite fresco, lo renueva y fríe cuando está bien, pero bien caliente. ¡Ah! Y las empanadas son hechas en casa, no congeladas. En el verano, el salvador mote con huesillo salva el hambre y la sed… además, se puede comprar solo el jugo de los huesillos. Una delicia. Cuando pase por Portugal, no se lo pierda.