Bueno, su personal es muy agradable pero la habitación son algo viejas. Deberían de preocuparse de eso.
Pamela C.
Place rating: 2 Santiago de Chile, Chile
Una vez más sin asco les vengo a relatar mis historias moteleras(aunque no crean que soy tan suelta de cascos jajaja). Crecí escuchando bromas cobre Marín 014. Es más, creo que también dije las bromas en torno a Marín 014 sin siquiera haber ido, por lo que cuando finalmente asistí a esa catedral de las piezas con amor oculto, fue una graaan decepción. Para comenzar, la entrada: cero privacidad. Porque está bien, las gente va mayormente de noche, pero ¿es necesario tanta luz y tanta entrada? Piensen en los que vamos a pie a estos lugares. El precio algunos dicen que es barato, y al lado de otros lugares más pitucos, puede serlo. Pero les aseguro que he conocido moteles con más clase, más limpios, más piolas y más lindos, por precios mucho menores. Y por último: La pieza. La que me tocó, olía como si estuviera bañada en cloro, lo que es un signo erróneo de estar limpia, si no más bien de matar los bichos como sea, sin dejar de nombrar la espantosa ambientación con espejos en todas las direcciones posibles y una ornamentación que no terminé de entender. ¿Qué rayos hace un cuadro de un ferrari en la pared? En fin, si quieren ir a un buen lugar, pueden intentar por Ramón Carnicer, Mosqueto o la calle Guayaquil. Al menos ahí está mi Top 3.
Daniela B.
Place rating: 5 Santiago de Chile, Chile
Es uno de los moteles económicos más conocidos de Santiago y, sin vergüenza, voy a contar mi experiencia como una asidua parroquiana(porque acá uno no puede decir que una amiga de una amiga te dijo…). La gracia de este local parejero son las piezas temáticas(que no son tan fantásticas como las del extinto«Valdivia», pero por el precio igual salvan, $ 8.000 a $ 9.000 por esos entonces). Yo estuve en la «Española», la «Onda Disco», la «Selvática», una que tenía cama de agua(no me gustó mucho, demasiado movediza, pero al menos probé la experiencia) y las normales. A mí me gusta mucho«motelear»(aunque desde que tengo casa propia he perdido la costumbre), porque encuentro muy entretenida la experiencia. En este lugar, tienes la muy pública entrada por calle Marín(para los que llegan en auto o para los sin tapujos como yo) o una entrada más privada para los que llegan caminando. Cuando entras, la recepción la atiende una señora a la que no le ves la cara, quien te pide un carnet por una ranura y te hace la clásica pregunta: «La noche o el momento». Yo siempre fui por«el momento»(es decir, 3 horas). Si todas las piezas están ocupadas(cosa que pasaba frecuentemente), te pasan a un espacio en la pared muy estrecho(como de peluche) donde esperas, hasta que te pasan a buscar para conducirte a tu pieza que es a la suerte de la olla. Todo muy limpio(cosa fundamental en este rubro), con sus jaboncitos chicos nuevos y el WC sanitizado. El trago de cortesía y los manicitos con sus Frugelé no faltan aquí, ni el canal porno y la música romántica de fondo. Si quieres vivir tu primera vez(en un motel, me refiero) y tienes poco presupuesto, Marín 014 es tu opción perfecta.