Siempre que voy de copiloto con algún amigo, me la paso molestándolo si veo que deja el pedal del clutch en el fondo todo el tiempo. La mayoría de los conductores tienen esa extraña manía, de hecho yo también la tenía, hasta que un mecánico me explicó el desgaste que sufre el clutch cuando lo tenemos activado todo el tiempo. Pero antes de modificar mi manera de conducir y meter las velocidades tuve que pagar la factura de mis errores. Fue una mañana mientras me dirigía al trabajo cuando noté que mi clutch estaba muy suavecito, más de lo normal. A veces lo sentía suave pero como que se iba haciendo duro a medida que lo seguía conduciendo, después supe que hay algunos clutch que se auto-ajustan, sin embargo, el mío ya había realizado su auto-ajuste del auto-ajuste del auto-ajuste, así que en unos días más ya no pude meter las velocidades, aquel día me lo llevé a pura segunda hasta mi trabajo. Obviamente recibí algunos recordatorios familiares por la velocidad a la que iba, pero ni modo. Compré mi clutch en mi refaccionaria favorita, me costó $ 900 pesos y para que me lo colocaran me recomendaron«MECANIKA Servicio Automotríz», este taller está ubicado sobre una de las avenidas más famosas de la ciudad, la Portillo, como todos la conocen. Me cobraron $ 350 pesos de mano de obra, no sé si estuvo barato o caro, jamás había solicitado este tipo de trabajo, pero lo pagué sin chillar, ya que me urgía que el auto quedara funcional. Lo que sí puedo asegurar es que el trabajo fue excelso, mi clutch quedó durito y a pesar del paso del tiempo se sigue conservando igual, espero que así me dure mucho más. Debe ser porque ya no lo dejo presionado, solamente lo hago cuando realmente es necesario.