Lo extraordinario de este lugar es que una vez retirado el pollo de las brasas, se le espolvorea polvo sazonador y se le exprime una pequeña naranja verde en toda la carne del pollo. Inmediatamente se percibe un aroma agridulce. Luego de este procedimento, ya lo llevan a tu mesa. Previamente los pollos han pasado más o menos una hora en las brasas, asándose con el calor y clavados en estacas especiales. El pollo se acompaña con tres tipos de salsa: una de jitomate clásica, con sal y chile. Pero las otras dos son deliciosas y diferentes. Una es salsa de frutas como guayaba y pepino, con un juguito especial que parece naranja con chile serrano molido. Otra salsa es de piña con chile serrano y jugo de limón. Venden otros platillos como choriqueso, tiras de chorizo asado, costilla de cerdo asada y frijoles charros. No he probado estas recetas en Michoacán porque no he ido mucho para allá últimamente, pero estoy segura de que estos pollos en León saben fabuloso.