Una tarde de regreso del paseo con la mascota crucé en la puerta de esta panadería y tuve curiosidad de entrar a mirar, en ese momento no pude porque tenía a mi cachorra conmigo, sin embargo durante todo el camino no pude dejar de antojarme los panes que había visto, así que una vez dejé a mi mascota en casa, regresé porque la verdad me había llamado mucho la atención el lugar, bastante pequeñito pero elegante y fino. El caso que regresé y estuve un buen rato decidiendo el pan que iba a comprar, y como no pude tomar una sola decisión optar por comprar una baguette rellena de jamón y queso, unos bísquets y una chapata integral de avena, mi intención era uno para el antojo y lo demás sería el desayuno para el día siguiente y con decirles que a casa sólo llegó un pedazo de la chapata, porque algo me poseyó y evitó que yo pudiera dejar de comer, esa es la única explicación que le encuentro, pero sea lo que sea prometo regresar.