Alfredo Di Roma

Sin duda alguna el mejor restaurante itiano del DF, esta adentro del presidente intercontinental, todo esta bueno. Pero si quieres deslumbrarte… pide el fetuccini Alfredo… woooow.
Exelente servicio y pastas de primera, vinos el que quieras! Nada mas que aguas, esta caro. Precio vs Comida/​Servicio lo vale!
La lasagna tarda un poco pero esta de primera, hay que ir con cartera llena y espacio de sobra en el pantalon! Preparate para un buen botonazo!

Este lugar dentro del Presidente Intercontinental solía ser un clásico para la comida italiana… Hoy, la decoración y el ambiente del lugar dejan mucho que desear: le hace falta una buena remodelación! Para mí, un restaurante es un todo pero sí vas sólo por la comida, la verdad, es que sigue siendo extraordinaria.
Tip: puedes comprar quesos de buenísima calidad.

Decepcionante. Esperaba más de este restaurante. El combo de pastas está bueno excepto el fruti di mare. El servicio no fue tan rápido a pesar de que había poca gente. Sin ambiente ni música.

Un clásico de la pasta, si vienes por primera vez no dudes en pedir el fetuccini Alfredo, el platillo de la casa. Este lugar se encuentra en el segundo piso del hotel Presidente Intercontinental, la fama que tiene como lugar romántico compite un poco con el ruido de la gente que transita todo el tiempo por aquí.
Las decoraciones tienen reminiscencias italianas y pueden ser algo molestas si no te gusta el amarillo. La carta esta totalmente basada en la pasta y se les agradece, es uno de los mejores lugares para probarla, recomiendo la pasta con mariscos, el fetuccini Alfredo o el paja y heno. De postre, mi favorita, una panacotta de caramelo. Si tienes alguna duda en que vino pedir para acompañar tu cena aprovecha al somelier Pedro Poncelis que siempre anda por ahí o en The Palm dos pisos abajo.

Este es sin duda el restaurante Italiano más rico de toda la Ciudad De México. Lamentablemente no es el más barato. Pero bueno tiene su encanto ponerse guapo e ir a cenar al Hotel Presidente de Polanco, para comer una pasta Alfredo con cubiertos de oro, como es la tradición si es el día de tu cumpleaños. Es verdad, se supone que en la vieja Roma, el cumpleañero pedía esta pasta en Casa Alfredo y se le servía con cubiertos de oro. Este restaurante adoptó esta tradición y es por eso que el logo del mismo son estos cubiertos.
Aunque esta es la especialidad de la casa, la pasta al burro es deliciosa, las carnes son garantía, sobre todo el carpaccio con parmesano. Así que lleguen con hambre a este lugar, por que desde la canasta de pan y mantequilla que ponen al inicio de la visita es memorable. Tienen una selección de vinos importantes, así que si de catar se trata este lugar es el indicado.

Uno de los restaurantes italianos más clásicos y ricos de la ciudad. Lo malo es que es también de los más caros. Las veces que he ido ha sido con la buena excusa de celebrar el cumpleaños de la abuela o un aniversario importante. Es excelente con E mayúscula.
El restaurante es elegante aunque no toda la gente está vestida tan formal, en especial a la hora de la comida. En la cena sí se ve más la elegancia. Pero la decoración del lugar no es lo importante, aquí es totalmente la comida lo que importa. Es italiana clásica. Su especialidad es el fettuccini Alfredo que preparan junto a tu mesa, para que veas como se va derritiendo el queso mientras lo revuelven y hasta te dan cubiertos dorados para que sepas que estás comiendo algo especial. Es delicioso y tienes que pedirlo por lo menos una vez. Es enorme, si quieres además pedir una entrada o postre, lo puedes compartir con alguien o de plano pedir la media porción. De postre recomiendo los profiteroles o alguno de sus helados hechos en casa.
Como buen restaurante italiano su carta de vinos es excelente (además la cava es compartida entre todos los restaurantes del Hotel Presidente). La calidad de todo es de lo mejor y el servicio también es excelente. Si eres amante de la comida italiana, ya sabes donde festejar tu próximo cumpleaños o evento importante.

Mi esposo es médico y eso tiene muchos beneficios (consulta gratis, doctor en casa…). Pero también tiene algunos inconvenientes. El más grande de ellos es tener que asistir a las graduaciones de sus residentes, ya que esto significa ir al salón de un hotel, comer feo y sentarme tres horas a escuchar conversaciones de doctores. Entiendo una décima parte de lo que dicen y me aburro terriblemente.
Esa noche, tocó ir al Hotel Presidente. Me puse vestido largo, me peiné, me maquillé, me entaconé… y al llegar ahí, nos dijeron que no estábamos en la lista. Mi mareado, indignado porque no lo anotaron, se dio la media vuelta y me dijo: «te invito a cenar». Y yo, claro está, sentí cómo (en un segundo) mi mueca de hueva infinita se convertía en una sonrisa de oreja a oreja.
Así fue como acabamos sentados en el Alfredo Di Roma, atascándonos con su famoso fetuccini Alfredo (salsa cremosa, queso parmesano… ¡uff!), un carpaccio de pulpo y para cerrar la noche, un delicioso tiramisú. Con vestido de noche, música italiana en vivo y saboreando una botella de vino, me sentí como en una escena de película romántica gringa. La cuenta no fue nada barata, pero vaya que valió la pena por una noche de deleite espontáneo.