Debo admitir que llegué aquí por error, me llamó mi atención una fachada medio derruida que hacía contraste con las demás. Las grietas y la pintura descarapelada eran signos del descuido que invadía cada milímetro del lugar. Cuando pensaba que sin duda era un lugar abandonado, entró un camión de bomberos, le rechinaba la suspensión(supongo), su pintura roja estaba lejos del fulgor que desprendía en los 70´s. Le pregunté a un bombero, que salió de un pequeño cuarto, cómo llegaba a una dirección, luego le pregunté, -¿cómo les va a los bomberos? me contestó más con una mueca de frustración que con las palabras que dijo — la verdad no muy bien. Debo decir también que mi pregunta fue estúpida, bastaba ver los harapos que llevaba por uniforme para contestar mi insensata pregunta.