Mesón Puerto Chico

A este lugar llegas si conoces a alguien español, si eres político o si no le sacas a las manifestaciones en la Tabacalera. Es un restaurante turbotradicional español –más específicamente del norte de España, de Santander– y el mural que adorna una de las paredes no me dejara mentir; una pintura de la vista del Sardinero.
En fin, otro restorán costoso –que no caro– porque todo es de calidad, sirven comida de toda la península y encuentras rarezas como las que mencionan las otras reseñas.
Entre semana puedes toparte a toda la bancada Perredista comiendo como en festín de final de cuento de Asterix (mis ojitos lo atestiguaron) y en fin de semana la onda es más familiarzona con mesas de 20 personas desde el agüelito fumador hasta el último integrante de la familia en carreola.
Los meseros son de toda la vida y el capitán te saluda por tu nombre si eres de esos que mencioné párrafo arriba. La verdad es que creo que hay que apoyar más a todos los restaurantes de la Tabacalera tan golpeados por el plantón del monumento.

Es un comedero español de tradición, tanto en comida como el servicio, se siente enorme cuando entras con dos grandes salones frente a ti. Sus especialidades van desde la paella, las cigalas, la fabada asturiana, el pecho de ternera, el chorizo a la sidra o el pescado a la sal. El ambiente y la comida acompañan perfectamente una media tarde de partidos de la liga de España. Este sitio es el predilecto de políticos y empresarios de la zona y, a la hora de los juegos, está repleto de fanáticos. El lugar esta un poco escondido pero con la nueva remozada que le metieron a la zona se puede convertir en un buen paseo llegar caminando desde el monumento a la revolución. En el piso de arriba tienen lugar para cuidar a los niños mientras uno come.

Se come delicioso…
Es un restaurante de comida española tradicional, es caro, pero si puedes darte el lujo alguna vez vale la pena conocerlo. El salón principal es muy grande, si puedes escoger mesa en el patio exterior, mejor. En el primer piso hay un salón enorme en el que cuidan a los chamacos.
Aquí probé por primera y única vez las cigalas, que ni sabía lo que eran y que no tienen nada que ver con el Cigala, el cantaor de flamenco, por si tú tampoco lo sabes, son unos crustáceos enormes, como camarones, pero más sabrosos.
Las especialidades de la casa son la fabada asturiana, el pecho de ternera, el chorizo a la sidra, el pescado a la sal… pide lo que más se te antoje, ningún platillo te decepcionará.
Te recomiendo que no dejes de probar las entradas, y para cerrar con broche de oro: la crema catalana.
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