No es un secreto la existencia del extenso corredor de comida que se despliega sobre una buena porción de Colima los domingos, en el Tianguis de la Roma. He comido en varios de sus puestos. Mi predilecto es el gran puesto de El Canelo. Es un puesto donde la sentencia«hay de todo» no podría estar más cerca de la verdad. Tacos de cabeza, de carnitas, de bistec, suadero y longaniza; de cecina, de pechuga y de chuleta. Pero hay también pambazos, quesadillas, sopes, barbacoa. Jugos de naranja, refrescos. Caray, debería de trabajar ahí: estaría en la esquina del puesto gritándole a todo el mundo el menú, de memoria. Creo que lo único que no he comido ahí, son los sopes. Era mi costumbre levantarme tarde cada domingo, salir de la casa y, antes de ponerme a caminar como pato sin sosiego y deambular por los alrededores, pasar a desayunar(a la una de la tarde) a este puesto. Siempre me ha parecido, además de atento, conmovedor el excelente servicio personalizado que ofrece El Canelo, pese a la gran cantidad de gente que ocupa y desocupa sus bancas durante el día. Si no viven por la zona, no es excusa: el puesto está en este tianguis sólo los domingos, pero los sábados, está en el tianguis de Sullivan, y el resto de la semana, en el mercado de Jamaica.