La mamá de mi novio –por que eso de suegra suena bastante fuerte– vivió mucho tiempo en esta colonia y es por eso que conoce demasiado bien estos rumbos. Hace ya casi dos años que se cambió de casa y es la fecha en la que continúa comprando aquí sus tortillas –cabe mencionar que no está nada cerca-. La verdad es que aquí las tortillas saben diferente, pues no es cal con maíz, sino maíz con un poco de cal. Aquí no nada más es tortillería, aquí de hecho aún es un molino antiguo en el que por supuesto muelen el maíz con el que se fabrican las tortillas. Son buenas, baratas y no se rompen como servilleta.