Parc del Castell de l’Oreneta

Nada más ni nada menos que 17 hectáreas a disposición de las familias… todo un lujo en plena ciudad de Barcelona.
El Parc de l’ Oreneta tiene de todo, árboles, vegetación, patios de columpios, un castillo, un tren en miniatura que hace un recorrido corto que cumple con las delicias de los más pequeños, ponis, un bar, zonas de picnic, mesas de ping pong… tiene de todo, para poder pasar un buen (y largo) rato en familia.
También es un buen lugar para celebrar fiestas infantiles, puesto que al disponer de tanto espacio se reduce el peligro de que algún niño salga a la carretera o de que no pueda jugar a aquellos juegos que necesitan de sitio para correr.
Lo malo de los lugares buenos es que corre la voz rápidamente y se llena enseguida. Todas las veces que he ido, y son muchas, siempre está lleno de familias, pudiendo llegar a ser un poco asfixiante (las colas a los trenes, ponis o bar son de aúpa).

Este parque en realidad tiene más de bosque que de jardín ordenado y civilizado. Son 17 hectáreas que engloban lo que hace tiempo eran dos fincas rurales. Es un espacio verde inmenso –al menos para nuestros estándares– en una esquina de la ciudad, que conecta con el Parc de Collserola. Tiene una vegetación relativamente variada, entre la que uno puede encontrar principalmente pinos, encinas y robles, así como plantas aromáticas como el laurel o el tomillo. Hay zonas recreativas y para picnic que se aprovechan sobre todo los fines de semana, cuando el parque suele estar bastante lleno de niños y familias. Durante la semana el parque es mucho más misterioso y solitario: un buen lugar para reflexionar y para pasear, al margen de todo el agobio de la ciudad. Conviene adentrarse en el parque –con prudencia– para alejarse de la zona de entrada, aledaña a una vía muy transitada, y para escuchar a los pajaritos. Debido a su elevación, las vistas de Barcelona son un escándalo. Si uno está un poco atento, encontrará, a partir de febrero hasta el mes de abril, algún que otro espárrago, suficiente en todo caso, para recogerlos, y una vez en casa, hacer con ellos una tortilla.