Más que correcto. Un accidente con final feliz, porque una noche se puede torcer mucho si intentas entrar a donde tenías planeado(Independance) y hay una cola que sobrepasa la manzana y si en tu plan B(Honky Tonk) pasa más o menos lo mismo. Te quedan dos opciones, coger un taxi e irte por donde has venido o, por accidente, encontrarte un sitio agradable donde tomarte unas copas, chapurrear las canciones y los más animados echarse unos bailes. Eso nos pasó con Atomium Bar. Era la opción que más a mano nos quedaba y, la verdad sea dicha, lo pasamos bien. Las copas no son excesivamente caras y el ambiente es bastante chulo, sin adolescentes sobrados de hormonas, público entrado ya en la veintena o treintena. Tienen su futbolín y sus dardos para echarte unas partiditas si así lo deseas. Lo mejor, la música, ideal para un grupo con gustos variados. Si estás animado y encima puedes cantar o simplemente tararear todas las canciones, es un plus para la noche. Su letrero de la entrada dice«80s 90s music club», toda una declaración de intenciones que además cumplen.