Almudín

Extremely cozy, tucked away restaurant in a nice part of Valencia. Our server was incredibly friendly and warm. The place was packed at around 10 pm on a Saturday night, but luckily we got a table right away. We had the best patatas bravas I’ve ever had (bomb garlic aoili) a tosta with shrimp and squid, and the seafood Paella (when in Valencia, right?) and an awesome bottle of wine. Everything was great, a perfect Valencian meal. Finished off with a delicous apple dessert.

Nice neighbourhood away from the tourist traps of the cathedral square. Lovely atmosphere and decorations. The waitress put us on the balcony. I don’t know if it was because we were early (8:30pm) or if it was just a quiet night and there was only one waitress. This meant service was really slow which let everything down a bit. We ordered patatas bravas (€ 4) while we waited for our seafood paella (€ 14 per person) which is made fresh to order. The food was beautiful and the paella had so much seafood in it! A little pricey but we’ll worth the quality and quantity! The waitress gave us a complimentary dessert wine to finish the meal. I give it 4 stars because of the slow service and a little pricey for our budget but worth the visit!

Sitio con encanto situado en el mismo centro de la ciudad, al lado de la Catedral y la Plaza de Almoina. El local es pequeño y tiene dos alturas, decorado con objetos antiguos y algo sobrecargado pero acogedor.
Es la primer vez que acudo y solo puedo opinar sobre unas cuantas tapas pero el resultado fue satisfactorio aunque no para tirar cohetes.
Pedimos unas croquetas variadas, unas patatas bravas, un revuelto de morcilla con manzana y un vino de Valencia.
Las patatas bravas estaban buenas, la salsa se notaba que era casera y un poco picantona. Las croquetas no decían nada, pequeñas y se rompían fácilmente. El revuelto de morcilla con manzana estaba también bueno y creo que fue lo que más nos gustó.
El vino fue servido a temperatura adecuada y nos ofrecieron la cata de rigor antes de dejarlo en mesa.
Un buen sitio para tapear algo, sin grandes alardes pero pintoresco por sus objetos antiguos que decoran el local y también libros antiguos, fotos, etc…

Beautiful restaurant in a calm street. We were there early (around 7pm, which is quite early for dinner in spain) so we got a nice table outside, the place filled up quickly after that. We had a Sangria and with each drink they offer you patatas bravas, which were excellent. Later we had dinner inside, we took the Seafood Paella for 2. It was delicious. The waitress was very friendly and spoke english, she helped us for the wine which was also really good. All in all 5 stars for the perfect evening in Valencia!

Ce bar à tapas ancien fréquenter par des habitués et locaux est situé dans une rue tranquille près du centre historique, nous y avons pris l apéro (verre de sangria une tapas du jour des patatas bravas maison excellentes) service très aimable et souriant cadre ancien mais très élégant, du coup nous y avons déjeuner et le menu a 16 € est très complet, surtout les produits proposés sont frais et fait maison, une excellente adresse nous vous la recommandons

An einem verregneten Sonntag haben wir per Unilocal nach einem schönen Restaurant zum Paellea essen Ausschau gehalten. Wir wurden nicht enttäuscht! Für sehr gute Preise, erhält man bestes und frischestes Essen. Ein Probiermenu, mit 5 Vorpeisenvariationen, Paellea und Nachspeisen, pro Nase 16 €. Da kann man nicht meckern. Aber die Qualitat überzeugt noch dazu. Das Ambiente ist etwas rustikal, aber wunderbar passend. Wir werden die nächsten Tage nocheinmal hingehen!

Por casualidad pasamos por este sitio. El lugar era bonito, bien situado y había una terraza fuera, tenía un promedio de 4estrellas en Unilocal y decidimos de intentarlo. Pues mala cosa ! Escogimos 4 diferentes tapas y la señora que nos atendió nos dijo que esto era suficiente. Decidimos de abrir una botella de vino ya que estamos de vacaciones. Las albondigas son de envase de embutido (no frescas), las brocheta de solomillo y de gambas por unidad no eran tan buenas y de poco cantidad por ese precio. Las patatas bravas estaban bien. Como aún había hambre querríamos pedir mas pero la mujer nos lamentaba porque la cocina estaba cerrada y eso que pedimos la botella de vino que aun no estaba por la mitad. Decepcionado.

Very hard to capture. Although in a very nice setting, and correctly priced menu was dissapointing and far to inconsistent. Grilled gambas good to start, mixed vegetables plain, main dish: grilled toast with two pieces of goat cheese? I can’t say food was not fresh, but so uninspirational, plain and meagre for Valencia.

Hasta el momento nos habíamos deleitado en numerosas ocasiones con su fabuloso vermú acompañado de ración de bravas, pero no fue hasta hace poco que nos animamos a quedarnos a comer.
No nos decantamos por el arroz por desconocimiento, pero está claro que por alguna razón es su plato estrella, así que la próxima vez sin duda caerá. En esta ocasión preferimos elegir a la carta para probar, y en mi recuerdo palpita ese variadito de croquetas (que están de muerte) y unas albóndigas cuya salsa rebañamos hasta dejar el plato casi impoluto.
No es el sitio más barato del mundo, pero teniendo en cuenta la calidad de sus platos, y sobre todo la ubicación del lugar, es un gasto que se puede asumir con gusto. Además el trato es excepcional, siempre nos atienden amablemente y con una sonrisa, aún cuando vamos sólo a tomar algo. Y como añadido, la decoración es una pasada, sólo por eso ya vale la pena pasarse por allí.
Y como ellos mismos anuncian, wifi no tienen ¡¡pero menudo vermú!!

Ein Kleinod mitten in der Altstadt, hinter der Kathedrale, aber sehr ruhig gelegen…
Hier gibt es 1. zum Bier (auch regionale Sorten), zum tollen Wermut aus Reus oder zum Wein eine kostenlose Tapa und 2. tolles Essen — Tapas à la carte, Mittagsmenüs mit diversen Gerichten zum Probieren und mehrere Reisgerichte.
Alles, was ich bisher dort probiert habe (Patatas bravas, Kroketten, Tintenfisch vom Grill, Fleischklößchen in Tomatensauce, Pfanne mit Kartoffeln, Schinken und Spiegelei…) war frisch zubereitet und sehr schmackhaft — auf keinen Fall «Touristenkost» wie in anderen Lokalen im Stadtzentrum.
Die Preise sind absolut in Ordnung.
Also: Daumen hoch!
Gutes Essen & gute Preise & gemütliche Location… was will man mehr?

One of my favorite meals in Spain. A cute, cozy restaurant. Service was pleasant and attentive. Loved the grilled shrimp and paella. Would definitely love to go back and try more of their food.

Great little place! Waitress spoke English with me. Communicated without problem! English menu was available.
Food was very good, especially tapas! Paella was just normal to us, didn’t give us a surprise. Sangria was very good. Cold soup was delicious, the mussels were fat and yummy.
But note! They said they open at 17:30 for dinner… So not true! We waited till 20:00 from 19:00!!! But hey that’s Spain! Be aware!

Loved the atmosphere inside! The waitress was super super nice and helped us to choose the food and wine and was very friendly, but communicated with us in Spanish. The wine was great, appetizers too and our paella was made to order. We spoke to one lady sitting next to our table. She said that was the third time during the week that she came there — it tells a lot about the place if you keep coming back

Paseando por el centro nos hemos encontrado por casualidad este bar, del que nos ha llamado la atención el cartel del vermut casero de Reus, y hemos entrado a probar. Con la bebida dan una pequeña tapa, cosa poco habitual en Valencia.
El vermut muy rico y la tapa, bravas, también.Al final nos hemos animado a probar unas croquetas de aceitunas rellenas de anchoa que estaban muy ricas.
Al final nos hemos animado y nos hemos quedado a comer un menú de 16 € más bebida muy completo: cinco tapas y un arroz, en nuestro caso meloso de chipirones y ajos tiernos, que te hacen mientras tomas las tapas. También incluye postre casero, en nuestro caso, tatín de manzana muy rico. Para mí el menú es muy completo, las tapas son pequeñas, pero suficientes y las raciones de arroz son grandes.
El local es pequeño y tiene unas pocas mesas.
A mí me ha gustado mucho, la verdad.

Great little restaurant! We had paella marisco which was seafood only. We absolutely loved it. When we were there they didn’t have a written menu and waiter didn’t speak English so that is something to keep in mind. But well worth a little difficulty in ordering.

Quizá fuesen las expectativas tan altas que tenía que al final me decepcionó un poco este sitio. Creo que casi toda la decepción me la llevé por el servicio, que no sé definir muy bien por qué pero no me gustó nada en absoluto, me dio mala sensación el camarero que nos atendió.
El lugar es genial, está super bien decorado y dan muchas ganas de quedarse y oir historias entre sus paredes. La comida está rica, pero no se pasa. Fuimos de tapas: unas bravas, una ensaladilla, unas croquetas de jamón y una ensalada.
Todo rico, pero sin pasarse para el precio que tiene. Precio alto, por lo que os he descrito y 2 vermuts caseros (estos sí que son divinos) 15 € por persona. Parece un precio normal, pero para mi es carito.
Lo que os he dicho, el vermut es genial, casero y con sabor genuino. Un vermut en su terraza podría ser una nueva religión a seguir si viviera cerca.
Tendría 4 estrellas si no fuese por la mala sensación que me dio el camarero… extraño, muy extraño.

La pizarra no miente ¡tienen vermut de Reus riquísimo!
En mi afán por instaurar el vermut los domingos a la hora del aperitivo recalamos en este local. Situado al ladito de la Plaza de l’Almoina a escasos metros de la Catedral y la Basílica de la Meredeueta se encuentra el Almudín, un local con encanto que rebosa cosas bonitas.
Íbamos a probar el susodicho vermut y nos animamos con una bravas y un platazo de pan con tomaca cortesía de la casa, una locura todo.
Si tenéis la ocasión de ir no dudéis en subir al baño y disfrutar de las vistas del local desde la planta de arriba ¿cómo puede ser tan bonito?
Además, tienen un montón de plantitas que alegran más, la ya de por si bonita estampa. Tengo que volver a probar alguno de sus arroces pues vi como los turistas de la mesa que teníamos al lado se volvían locos con el que pidieron y flipé con el olor que desprendía y con el perolet de abueleta en el que se lo sirvieron.
Y que decir del trato, el camarero fue suuuuuuper amable y atengo y eso que el local estaba lleno hasta la bandera

Quiero ponerle dos mil ochocientas estrellas a este lugar, pero comenzaré primero por darle las merecidas gracias a Antje K, porque fue ella la culpable de encender la mecha de mi más complicada investigación vermutera.
«No tenemos wifi, pero servimos un vermut de Reus buenísimo». La foto de esta pizarra en la puerta de un bar anónimo (no se veía ni el letrero en la foto que me mandó) me hizo buscar y buscar, como un acertijo cuyo premio para los acertantes es gozar del susodicho aperitivo catalán. Callejeé por el Carmen, pues todo indicaba que era en esta zona, y no di con él. Pasaron los días y estaba ya a punto de desistir, cuando de repente un pequeño reflejo en las cristaleras (sí, estudiaba la foto en plan Código Da Vinci o Carmen Porter examinando ovnis) me hizo llegar a la pista definitiva: ¡estaba enfrente del museo del Almudín! Corrí una mañana y me encontré las persianas hasta abajo, pero la puerta estaba entreabierta y pude hablar con una mujer mayor que me dijo «hasta la 1 no abrimos, para servir comidas». Atiné a preguntarle lo importante «pero, oiga, ¿tienen vermú de Reus?». Ella respondió sonriendo «Sí. Mucho».
Hoy ha sido el día clave. A las 2 menos cuarto me he sentado a la sombrita en esa estupenda terraza a rebosar de plantas, que parece un vergel oculto, pues sorprende lo tranquilo que se está, aun a escasos metros de plazas tan vivas como la Virgen o la Reina. En la única mesa que quedaba libre, los restos sin recoger de los anteriores clientes daban el aviso:
— Hay vermú casero.
— Lo sirven con rodajita de naranja, como a mí me gusta.
— (esto no lo sabíamos, pero) Buen vasaco por sólo 2,50 €.
— Se puede acompañar con unas bravas estupendas.
Hemos seguido el precedente y pedido exactamente lo mismo. También algo de pan para mojar en el ajoaceite sobrante de las patatas… Todavía estoy flipando con que nos hayan puesto un súper plato de pan que incluía un cacito de tomate y ¡no nos lo hayan cobrado!
De hecho, mi mayor sorpresa ha sido ver que todo nos salía por 9 euritos, ya que la zona + la presentación y decoración + el público dominante (octogenarios y/​o turistas) indicaban que un sitio precisamente barato no era. Tampoco es que sea un BBB, pero para almorzar un domingo como éste se deja querer, y tienen unos menús degustación por 16 € sin bebida a base de platos típicos como esgarraet, escalibada, croquetas caseras o boquerones e vinagre que no termina de ser exagerado.
Ah, y no lo he dicho: el vermú de Reus estaba DE CATEGORÍA INTERNASIONAL.

Después de un buen paseo por el centro de Valencia, el hambre empieza a apretar cuando te acercas a las tres de la tarde y ya has andado varias horas sin probar bocado…
Pues esta mañana, tras intentar buscar un sitio para tomar unas tapas rápidas cerca de la plaza de la Virgen y habiendo descartado algunos sitios demasiado impersonales y turísticos, mi novio se ha acordado de este lugar, el Almudin, donde celebraron hacia ya tiempo una cena de compañeros del instituto…
Desde aquella vez, los dueños son otros, pero según me ha dicho parecía mas limpio que anteriormente… la calle es muy tranquila y su terraza un buen sitio para disfrutar sin el gentío abrumador de la Plaza cercana… además por al calle pasan coches cada mucho tiempo… Muy bien situada, y pese a tener otro bar de tapas pegado, la originalidad y lo bien presentado de sus mesas, con manteles rojo, azul y verde, hacen que destaque ante el otro, mas comercial, si se puede entender…
La chica ha salido enseguida, no es que estuviera llenisimo, pero había gente… «Solo unas tapas… para picar»… Y nos entrega la carta, bastante completa en variedad… con un menú degustación atractivo, para otra ocasión…
Las bravas, muy buenas, los calamares a la romana, verdaderos, no los pre congelados… y las croquetas, caseras y muy sabrosas… Hemos pedido una copa de vino blanco… En eso ha fallado un poco, pues no era demasiado bueno, quizás si hubiéramos pedido un vino para la mesa, pero no era plan…
La chica se ha comportado genial, rápida y atenta… pero lo mejor ha sido, que sin venir a cuento ha salido con una cazuelita de fabada con chorizo, para que lo probáramos… Y ha acertado, llevaba tiempo esperando comer este plato… Que por cierto mi novio ni ha probado, pues no le gustan, pero yo lo he devorado… Este tipo de atención es el que hace que los sitios te marquen, un regalo de la casa para que pruebes su genero… Luego un café y un cortado… buen café por cierto,
Nos ha costado unos 25 euros, los dos… No es lo mas barato del mundo, pero es bastante asequible para un domingo en el centro y con lo bueno que estaba todo… Sobre todo por el servicio y el detalle que han tenido… Así da gusto comer fuera…

Ocupar una silla en la terraza arrimada al moderado tráfico de esta calle adyacente a la plaza de la Virgen, desazona un poco si se acude solo, se es el único ocupante de la terraza, no se percibe un gran bullicio en el interior del local y, en general, no se ha producido ninguna hecatombe ciudadana: tardaron bastante, bastante, bastante y bastante en atenderme el pedido, saldado (para colmo) en una ración de tortilla de patata seca y requemada y unas croquetas de pollo y jamón (de personalidad indistinguible, en realidad) muy pasadas de pimienta (no quise suponer que en disimulo de algún sabor aún más combativo).
El emplazamiento del local y el hecho de que sea un establecimiento de tradición, en los aledaños del conjunto arquitectónico de la catedral, l’Almoïna y el Almudín, parecen dispensarles del cargo de conciencia de aderezar también un tanto la cuenta, en una relación calidad-​precio que mueve de inmediato al rencor.
La terraza, eso sí, maravillosa.

Me gusta mucho esta calle porque, además de que desemboca en la Plaza de la Vírgen, es un sitio muy apacible para tomar café y conversar en su terraza porque prácticamente no pasan vehículos y hay pocos locales a su alrededor.
El bar funciona desde 1932, y, desde entonces, ha estado en el mismo sitio. De lo que sí ha cambiado varias veces es de propietarios, según me contó su actual dueña: una mujer de unos 40 años que lo lleva desde hace apenas tres o cuatro meses y es capaz de atender, junto con su esposo, las dos plantas (en la primera está la barra con algunas mesas) y en la segunda –muy acojedora– los servicios y otras tres o cuatro mesas.
Además del buen café que sirven –pedí un cortado– tienen comida típica italiana (formaggio, tavola di prosciuto, tiramisú) y española (gazpacho, paella y tapas), además de clóchinas cuando es temporada.