Pica’p

Local original en su decoración y con buen ambiente, tanto para comer como para tomar un vino o una copa. Pedimos potito de patata, huevo y trufa, y también llevaba como trocitos de pan frito al ajo, estaba muy rico, lo siguiente que nos pusieron y fue lo que más nos gustó fue dos tacos de carne con guacamole muy sabrosos, a continuación pedimos cada uno una mini hamburguesa que también estaba muy lograda y por último y fue lo que menos nos gustó el crepé de codillo, estaba rico pero no tan sabroso como lo que habíamos comido hasta ese momento. De postre una tarta de queso con mermelada de calabaza, que estaba muy buena. Pasamos un rato agradable y la atención de las camareras y de la gerente fue inmejorable, volveremos!

Bueno lugar para ir de tapeo y compartir una cervecitas, los precios son «normales» pero justo para eso, un picoteo, si tu intención es cenar gastarás más del presupuesto seguro.
Pedimos unas berenjenas en tempura, buenas no lo siguiente, y una variedad de croquetas para empezar. Ya después me pedí el codillo que también estaba delicioso, no se puede negar.
El lugar ofrece una excelente propuesta gastronómica, el problema es que en la mayoría de los platos su precio no compensa con el tamaño.

Genial. Un sitio muy agradable tanto para un rato de charla agradable con amigos, una cena… Las tapas buenísimas. Las berenjenas, el atún marinado… pero sobretodo un par de camarer@s fantásticos: Yazna y Victor, ambos encantadores.

Entzückend eingerichtete nicht ganz so typische Tapas Bar in zentrumsnaher Lage. Genauso könnte man diesen Laden kurz und bündig beschreiben und genau nach so etwas waren wir auf der Suche. Von den vielen anderen Einkehrmöglichkeiten hebt er sich schon alleine durchs liebevoll eingerichtete kreative Interieur ab, dann auch noch durch den super freundlichen Service a lá guapa und großartigen Nachspeisen. Wobei die verschiedenen Happen zuvor sehr schmackhaft und süß zubereitet waren, hat mir das Ende dieses durch und durch angenehmen Abends inkl richtig guter Weinflasche für 12 € am besten gefallen. Hier lohnt sich ein Besuch auf alle Fälle!

Buen ambiente, muy cuidado y decoración serlo antiguo. También hacen algún concierto de jazz los jueves.
Gin tonics espectaculares.

Went here for a bit of a later dinner, and ordered several things off the fairly large menu. Everything was well-​prepared, fresh, and well-​seasoned. The tempura artichokes were delicious, as were the croquetas de setas and the tosta de humus y verduras. The waitress was very friendly and attentive.
The outside seating area is quite pleasant in the evening, and the interior of the restaurant is well-​decorated, too. I plan on going back!

Que bonica es la camarera rubia de este sitio! Acudo de vez en cuando con unas amigas a comer en su preciosa y soleada terracita y siempre nos trata genial. Para empezar siempre nos sacan una degustación de cremas de verduras caseras que están riquísimas. Luego nos recomienda novedades y nos sirve muy rápidamente todo lo que vamos pidiendo. Recomendables las tostas y las croquetas. Los postres están increíbles, sobre todo el vasito de tarta de zanahoria con mascarpone miel y frutos secos! Para morirse! Por cierto siempre comemos en la terraza porque nos encanta el sol de la terreta, pero la decoración del local es monisima con ese toque vintage tan de moda.

Sensacional el restaurante que Ana y Ricardo regentan en la plaza más soleada de Valencia, Pintor Segrelles (frente a la finca Roja). Sus minihamburguesas están deliciosas y el menú que cada día propone su chef, Yago, es muy original. Además, la carta de vinos es extensa y de calidad (se nota la mano de Ricardo y sus raíces) y el café es muy bueno, aspecto fundamental para mí. Si todavía no has estado, no tardes. Pica’p Bar: calidad y originalidad a muy buen precio.

Buen lugar para tomar unas tapas y una cervecita fresca en su terraza!
El local es muy bonito, y las chicas que trabajan aquí, son muy agradables! Fuimos a cenar por recomendación de nuestros amigos Juan y Patri y la verdad es que nos gustó! Tienen ofertas por check-​in. Tomamos una témpura de alcachofas y berenjenas buenísima!
Los precios son normales — tirando a caros, ya que por ejemplo una mini-​hamburguesa roza los 4 €. Personalmente creo que es un buen lugar para ir a tomar unas cervezas acompañándolo de algo para picotear. Si vas a cenar, o te quedas con hambre, o si eres comedor, te dejas un buen pico para salir saciado.
Volveremos alguna tarde de estas ya calurosas para refrescarnos en su terrazita!

Unas tapas auténticas y exquisitas. Buena calidad, precio un poco alto que se compensa con la promoción de check in. Eso si, la camarera se ha despistado y nos ha ofrecido la carta de pinchos, que son más asequibles en precio, un poco tarde después de pedir las tapas. Volveré a probar los pinchos

Terraza en una plaza agradable, y una camarera muy atenta. La carta es de tapas principalmente pero nada convencionales, son originales y con buenos maridajes.
Unas papas de regalo mientras te preparan la que pides, y adelante!
En mi caso los palitos de berenjena en tempura con salsa de miel de caña. pues eso la caña…
Si además tienen un descuento den 50% por hacer checkin, no te las pierdas.
Los precios son medio altos pero con las ofertas se compensa. Cuatro estrellas aspirante a 5.

Le tenía ganas, y por fin llegamos un día primaveral a degustar alguna que otra tapita con su correspondiente vermut, que se decía en Unilocal que era muy rico. La terraza es bastante agradable, soleada, con sombra de algunos árboles y sin demasiado ruido. Hay mucho tránsito de gente por la zona, eso sí, porque hay bastantes bares uno al lado del otro. Pero se estaba «da luju», que dicen algunos.
Antes de pedir ya me comía los platos de las mesas de al lado, así que pedimos la carta y echamos un ojo. Se trata de cocina mediterránea, pero un poco americanizada, por el tema de las muchas variedades de mini hamburguesas, que todas tienen un toque distinto y carnes diferentes. En general me llamó la atención la cuidad estética del local. La chicas van muy monas, la decoración es estupenda y el logo del local ¡me encanta! La carta es el mantel de papel sobre el que te sirven, eso también le da un toque divertido, y siempre puedes pensar en más cosas que pedir conforme vas comiendo, jeje. El vermut me gustó, si bien le faltó una aceitunita para ser ya lo máximo. Éramos 3 y solo fuimos a tapear algo rápido antes de comer así que nos decidimos por unas berenjenas rebozadas con miel de caña, algo que he comido muchas veces en el sur, ya que son típicas de la zona de Granada. Me gustaron mucho, ya que venían cortaditas en tiras (en vez de a rodajas) y me pareció más original y fácil de comer.
Para no quedarnos con hambre, completamos con 3 minihamburguesas, una de pollo con curry, otra de ternera con queso de cabra y la tercera no recuerdo el sabor, pero sí que duró un suspiro. Como dato intersante: los panes de las mini burguers son diferentes, las carnes también, y vienen acompañadas de unas patatitas paja que le dan un toque, si bien yo prefiero las patatas fritas de tota la vida.
Desde luego ganas y gusto no les falta, y se nota que en el barrio están triunfando. Ahora queda volver a probar el resto de la carta. ¡Ah, me encantaron los baños y estaban limpios como los deja mi madre, que a eso a ella nadie le gana!

Tapas innovadoras a precio razonable en el barrio.
Ganas le teníamos y por A o por B nunca habíamos podido ir. Una vez estaba cerrado por un congreso que tenían. Otra vez pasamos y estaban todas las mesas llenas. Nuestro gozo en un pozo. La definitiva fue esta Semana Santa. El barrio queda desierto, sí, con esas bolas que van rodando por las calles, incluidas. Ni un alma. Salvo el centro-​centro, ya sabéis que si repites una palabra es como que es más cierta, más auténtica. De ahí lo de centro-​centro, no solo centro.
Era sábado y después de nuestro típico paseo decidimos probar suerte y tomarnos unas cañas antes de ir a casa. La camarera (Aroa) simpática, agradable. Nos trajo una cerveza para mí y un refresco para ella. Le pedí que no nos las trajera huérfanas, así que Aroa nos trajo unas papas y unas olivas. Las papas no son las típicas de los paquetes. Con cuerpo. Crujientes. Luego le rectifiqué: no si lo que quiero son las tapas esas tan buenas que dicen que tenéis, elige tú. Nos trajo las berenjenas rebozadas con miel de caña (amarga). Espectaculares. Vale que la berenjena es una de mis verduras favoritas, pero estas estaban especialmente buenas. Originales con la mezcla de la miel de caña. Tapa de ración cumplida. Se nos hizo tarde, se acabó la cerveza. Decidimos llamar a los niños y quedarnos a cenar. A Aroa se le ilumino la cara, no había muchas mesas ocupadas, de hecho creo que éramos los únicos fuera. Luego se ocuparon un par más pero hasta ahí.
Mantel de papel, se cena de tapas. El mismo mantel te sirve de carta. No muy extensa pero todo suena bien. Además tienes platos fuera de carta. Pregúntale a Aroa. Más platos, destaco las croquetas de morcilla y manzana, discrepo de otro Unilocaler que no las pone bien. Me parecieron muy «finas» se notan matices de morcilla y manzana con textura suave. El único pero es que son pequeñas. 1,5 € por una croqueta, vamos. Nos fuimos contentos, buen precio, cuarenta y pico cenados los 4 con cervezas y refrescos anteriores
A los pocos días tuvimos una cena «sorpresa» con la familia y decidimos repetir. Dos mesas, una para niños de al menos 7 y otra de adultos de 7. Tapas variadas, croquetas, berenjenas, tostas (la almussafes con huevo frito O_​o), y para rematar un fuera de carta: solomillo. Para los niños menús adaptados a sus gustos, huevos rotos, etc. Todo regado con un Enrique Mendoza (bueno por tres, menos mal que casa está al lado). Todos quedamos muy contentos, el solomillo espectacular, aunque me parece un poco caro (17 €). Pero es lo que tiene la calidad. Cerramos el restaurante. Aroa en su línea, sonrisa cálida, buen servicio. ¿Me la puedo llevar a casa?
Repetiremos, claro que sí. Y es que los Unilocalers no se equivocan. Si dicen que un sitio está bien, es que está bien. Y punto.

Si hay algo que destaca de Pica’p es su cuidado diseño, que lo abarca todo; desde las mesas y sillas de la terraza, hasta las servilletas, la puerta de entrada y, sobre todo, el interior. ¡Hasta los manteles de papel! Donde podemos encontrar la carta; que junto con la decoración de su interior es un enorme placer para los ojos de aquellos que admiramos el (buen) diseño. Minimalista, moderno, desenfadado, con unas tipografías bastante frescas, y con un montón de detalles por descubrir. ¡Y con un logo muy chulo!
La terracita es una maravilla; corre buen airecito, se está tranquilo y comodísimo en unas sillas muy amplias. Los árboles que custodian toda la acera siempre consiguen una sombra natural a la que ninguna sombrilla puede hacerle frente; en especial el que hay justo delante de la puerta –que por otro lado, si no conoces la situación del local lo oculta un poco– pero que sin duda merece la pena y aporta más que resta.
Si a lo anteriormente dicho sumamos una cuidada carta, comida rica y buena compañía, la experiencia no puede ser más satisfactoria.
Seré de los pocos que no catan el afamado vermú que preparan, pero a mí la Coca-​Cola me puede. ¡Es mi vicio! Junto con mi preciado líquido le hinqué el diente a las tiras de berenjena fritas, que las sirven al lado de un tarrito con miel para que mojes al gusto. ¡Y qué gusto! También me zampé la minihamburguesa con setas y estaba riquísima. Me gustó también el detalle de que junto con la bebida saquen un cacharro donde caben un montón de papas. ¡Ñam, ñam!
Un buen lugar donde pasar un ratito de tranquilidad y vaciar nuestra mente. P. D: Gracias María por juntarnos hoy aquí.

Muy bonita la decoración. Buen ambiente. La carta es bastante variada y no es muy caro. Ya hemos estado dos veces y volveremos.

Acababa de salir de la clínica Virgen del Consuelo, y fui a caer allí por cercanía, por las referencias en Unilocal y por la decoración del local. Sinceramente, puede que para tomar un vermuth en la terraza con unos pinchos esté bien y sea económico, pero para comer, hay mejores alternativas por esos precios. Me llevé una decepción la verdad.
El interior está muy bien decorado y es muy agradable e intimista para un café y una conversación, pero se antoja un poco oscuro para comer, además hacía un buen día y era imperdonable no disfrutar de esa terraza bajo los árboles.
La cerveza vino sin compañía… Sin cacaos, aceitunas o papas. Puede que fuera un despiste, ya que por las fotos de Unilocal creo que si que ponen algo. Es un detalle que personalmente siempre agradezco en cualquier local.
Íbamos sin excesiva hambre y nos dejamos aconsejar. La ensalada del día, (Pica´p) y unas croquetas de Morcilla y manzana.
Sinceramente, la ensalada me dejó bastante frío. Sí, tenía unas angulas, pero ya está. Un mix de brotes tipo Florette, unas migas de yema de huevo, unas semillas de sésamo y medio tomate enorme y más verde que el Increíble Hulk. Si vas cobrar 9,50 por una ensalada, debería sorprender para bien, o por lo menos es lo que yo espero.
En la mesa de al lado, había un hombre que pidió el «Tomatito bueno de temporada con ventresca» por 7,15. Tristemente para él, era el mismo tomate que estaba rodando por mi ensalada, y no sé cómo tuvo el valor de lidiar con aquella verdura. No pago 7 euros por un tomate ni muerto. Pero si estuviese dispuesto, por lo menos esperaría uno de calidad. Si tienes un tomate como plato estrella y no encuentras uno bueno porque no es temporada, sencillamente no lo sirvas.
De las croquetas de morcilla poco que decir la verdad. Un sabor bastante plano, daba para percibir la manzana, pero no tenía cuerpo ninguno. No me aventuré a pedir nada más, pagamos la cuenta y nos marchamos.

Un lugar muy cuco genial para quedar, sea una cita romántica, un almuerzo de amigos, una reunión de trabajo o simplemente un domingo de ésos que no te apetece otra cosa que sentarte al sol con algo fresquito en la mano. Yo puedo decir que lo he utilizado en esas cuatro modalidades, y sobre todo para quedar con alguien por primera vez (que ni te conoce a ti ni al barrio) funciona de maravilla. Sorprende, gusta, y tanto en su sofá del fondo a la derecha como en esa terraza, se está requetecómodo. Además en el salón hay wifi gratis y enchufe.
Para picotear, destaco la carta de pinchos, que está disponible a media mañana y a media tarde. Mis favoritos son el «Oriente Medio» (humus con pistacho y jamón) y el «De la huerta» (brócoli con guacamole). Me parecen mezclas y sabores excepcionales, por eso nunca pido otros. Un detalle que me gusta menos es que, desde la primera vez que los probé, he notado que el pedazo de pan que acompaña cada vez es más pequeño, me gusta pensar que ha sido casualidad esta reducción gradual…
También un día probé una de las minihamburguesitas que prepara Yago y estaba de muerte; tengo pendiente quedarme a comer o a cenar. Para beber, recomiendo dos cosas: si vienes sano, el zumo de naranja natural; si vienes fuertote, pídete un vaso de vermú casero, que lo preparan como se tiene que preparar (con naranja y aceituna) y al precio que se debe cobrar (2,50 €).
Un oasis inesperado y ‘moerno’ en esta plaza donde todas las terrazas han mutado a negocios chinos de tercio fácil y cacahuetes reutilizados. Aquí también hay birra a precios razonables, y encima te las sirve el majo más majo de toa Málaga.

Emplazado en pleno corazón del barrio, a la sombra de los árboles de la Plaza del Pintor José Segrelles y con la Finca Roja como telón de fondo se encuentra esta locura de lugar.
He pasado por delante del sitio un millón de veces aproximadamente y no fue hasta el pasado sábado que me senté en una de las sillas más cómodas del mundo de su terraza a disfrutar del lugar y de su comida
La carta en corta pero contundente. De hecho tienen dos cartas diferentes, una para comidas y cenas y otra para pinchos, que se sirven de 12.00 a 14.00 y de 20.00 a 21.15 si mal no recuerdo.
Esta fue mi elección: vermut casero con pincho Oriente Medio (hummus con virutas de jamón y pistachos) y Retro-​vintage (morcilla con manzana), una locura de sabor, de precio –cada pincho valía 1,50 euros– y de presentación, te lo sirven TAN pero tan tan bonito que da hasta pena comerlo.
El camarero es muy simpático y agradable, un malagueño saleroso que atiende a la clientela a las mil maravillas. Además este es uno de esos lugares en los que no se ha escatimado en detalles a la hora de decorar el interior del local, por favor no dejéis de entrar y maravillaros con las baldosas hidráulicas del interior.
¡Volveré!

Buen detalle tuvo la propietaria. Tanto los cuatro amigos con los que compartí mesa como yo nos quedamos con su acción. Decidimos probar el local en plena semana fallera. Estaba abarrotado y teníamos buenas referencias. Reservamos mesa en la terraza y el tiempo se eternizó desde que pedimos hasta que nos trajeron los platos para picar. Andaban desbordados, cierto es, Y el local tampoco llevaba demasiado tiempo abierto, por lo que podíamos acharle inexperiencia.
Uno de mis amigos hizo ver al camarero nuestro malestar. La respuesta, totalmente desafortunada, fue: «ya se sabe lo que pasa en Fallas». Sí, pero la factura que hemos de pagar es la misma en Fallas o fuera de Fallas. Desde luego, hubiéramos agradecido una disculpa.
En cambio, la propietaria, muy atenta, actuó con la diligencia de la que careció su, según nos dijeron, pareja, que ejercía de camarero. Con habilidad nos trajo, para compartir, un par de raciones de una innovadora paella que habían preparado ese día. Reaccionó rápido, con eficacia, sonrisa y calidez.
Total, que, en general, ni la comida ni el precio nos encantaron (correctos ambos). No obstante, la intervención de la propietaria nos gustó y, simplemente por ello, posiblemente, si tengamos ocasión, volveremos.