El Camino

BE CAREFUL, they served my food with a piece of glass, it cut my mouth, it could be very serious, be careful with this place!

Tener un sitio de lo más hipster a un par de cuadras de la casa y no haberse enterado es algo que pasa.
El Camino está top y es bueno saber que es con justa razón. Comida tejana, full BBQ y todo lo que conlleva, incluso el detalle místico de que preparen su propia carne y fiambre, con un ahumador traído especialmente de EEUU.
Para comer, hay que irse directo a las legendarias Briskets (tapapecho ahumado y cocinado durante 12 horas al vapor), la Costilla (blandísima, ahumada y con una pequeña costra crujiente) y los más audaces amenizarán con Betarragas Fritas.
Vale la pena la Michelada con jugo de tomate y el Pisco Sour está bastante ok. Pero incluso daría lo mismo, porque la casa esquina en que está ubicado es amplia y cómoda, con un su rincón estrella: un patio fresco y cubierto con lonas, lleno de mesas con bancas que invitan a compartir. Todo muy primaveral. Perfecto.

Ni un brillo, eso no mas les digo. Fuimos dadas las buenas recomendaciones y la verdad, ni un brillo, debut y despedida. Carta limitada, mala atención, sistema de mesas comunes, ok pero baños comunes? sin dejar de lado que el aseo en ellos dejaba bastante que desear y considerando que llegamos cuando abrían a público, no quiero ni pensar como estará esa cocina.

Fuimos 8 y a todos nos encantó! Probamos el Texas trinity, pulled pork, Mac and cheese, papas fritas, coleslaw, y el choclo a la parrilla. De postre compartimos el de chocolate, el bread pudding, y los waffles. Todo espectacular! Nos sentamos en el patio en una banca tipo picnic y es bastante agradable para grupos grandes. Tengo familia en Texas y he comido mucho BBQ allá, este lugar es auténtico…100% recomendado!

A pesar de la «distinta» comida y de la buena atención. No vale la pena el tiempo de espera. La verdad, para mi un lugar para venir a tomar y comer una hamburguesa.
No es un lugar digno de destacar por su calidad de comida, si no más bien por lo distinto que es.

Hace rato que tenía pendiente ir a El Camino BBQ. No sólo porque está súper hip y es el último restaurant al que HAY que ir, sino porque tengo una fijación con las steakhouse: usualmente no como mucha carne, pero cuando me dan ganas de comer tiene que ser un buen trozo. Y en ese sentido, El Camino BBQ cumplió todas mis expectativas.
El restaurant está inspirado en un steakhouse de estilo tejano y desde las mesas (todas para seis a ocho personas) hasta la decoración (mínima) y la carta se encargan de hacer honores a esto.
Está levantado en una casona antigua, en pleno corazón del Barrio Italia. Por ahora, el sector de mesas está habilitado únicamente en el patio, que en invierno techan con una carpa. Eso sí, aunque parece adecuada, da la sensación que no sirviría de mucho ante una lluvia, sobre todo considerando que el suelo es de tierra.
Pero vamos a lo importante, la comida: es RIQUÍSIMA y punto. En mi primera visita partimos por unas betarragas fritas, tan ricas como novedosas, y unos embutidos de la casa, simplemente deliciosos, para seguir después con los fondos. El brisket, pura carne de pecho de vacuno, lentamente asado por horas, es sublime (no se me ocurre una palabra menos melosa, pero lo vale); se corta sola y llega en su punto a la mesa.
Aplausos aparte para las costillas de cerdo, tremendas. Los acompañamientos son correctos y super adecuados para el sabor ahumado de la carne: desde el tradicional coleslaw hasta los porotos borrachos, todo rico pero ojo, suficiente para compartir entre dos, aunque te diga que son individuales.
No puedo dejar de mencionar las hamburguesas que, podrían dar la sensación de estar en la carta para dejar felices a los niños, que no aprecian aún un buen corte de carne. Pero no, son iguales de ricas que el resto de la carta. En mi caso me comí la mitad de la hamburguesa de brisket mechado que pidió mi hermana (no se podía perder, tuve que sacrificarme, lo siento) y fue el paraíso: la carne venía perfectamente desmenuzada y reposada en salsa de tomates, y me dio la sensación de estos sandwiches de «Man vs. Food».
Los dos postres que tienen, el bread pudding y los waffles, son exquisitos los dos, pero si aceptan una recomendación, el que tienen que probar es el primero y que, de hecho, da para compartir entre dos y hasta tres, porque es contundente.
Pasemos a lo negativo: la carta de tragos se ve súper prometedora, pero –no sé si por las mezclas o por quienes los preparan– no son muy ricos o, por lo menos, dan la sensación de no estar bien logrados. En nuestra mesa pedimos un pisco sour, un maracuya sour, un highway 34 (bourbon, pinot noir y jugo de manzana) y un margarita, y ninguno, pero es que NINGUNO estaba 100% rico. Luego seguimos con unas cervezas, micheladas y unas copas de vino, con las que por supuesto no tuvimos ningún problema, así que en esta línea quizás lo mejor es no arriesgarse e irse por la segura, pidiendo sólo tragos envasados.
Este lugar es ideal para ir en grupos. En otras mesas vi a gente que iba de a dos o tres, a quienes les pidieron compartir espacio con otras personas y lucían algo incómodos. De repente, sería interesante ver cómo los dueños pueden resolver este tema, sin quitarle la onda de barbacoa tejana a su restaurant.
Ojo que, por el momento, son pocas mesas, así que reservar es un must.