Johnny Rockets

Este lugar es reconocido por ser un lugar donde se enfocan en tener una atención bastante peculiar. Cuando entramos con los amigos la anfitriona te saluda cordialmente y hace que toda la gente de la cocina haga lo mismo, bastante especial. La calidad de la comida es bien regular, nada de otro mundo, lejos hay lugares con hamburguesas mejores. Yo probé la Route 66 que no había comida nunca con cebolla grillada, Champiñones grillados, queso Chancho. Nada de otro mundo. Las hamburguesas vienen con refill que cuando esta caluroso es bastante útil. Lo que si me gusto mucho son las malteadas, muy llenadoras y agradables, imperdibles del lugar. Los precios sobre $ 6.000 en promedio. Otra cosa entretenida son los típicos bailes de los meseros, bien entretenidos y coordinados. Hay gente que le da vergüenza pero para mi ameniza la estadía. Siento que hay que ir pero no muy seguido.

Hace tiempo que tenia ganas de comer las hamburguesas de este local.
Pedi la «hamburguesa bacon cheddar»… La verdad nada espectacular… Tamaño mediano, ingredientes ricos… Pero como cualquier sandwich gringo. Las papitas fritas estabn regulares. Por cerca de $ 9.000 tb incluia bebida refill. Sin dud hay que probar este restaurant alguna vez pero soli para salir de la duda, no para repetirse el plato.
Lo unico que si vale la pena es la atencion… Muy buena, todos te saludan (saludan cantando)… Y son esas cosas que dan verguenza ajena cuando se ponen a baile… Hay que tener coraje para hacerlo!!! Sin duda destaco la buena onda, energia y servicio de los que atienden

Malo que acabada la novedad la calidad empieza a decaer. Pero la atención sigue siendo espectacular

Incómodo y divertido, pero más divertido que incómodo.
Johnny Rockets es una especie de hamburguesería de los 50´s, como la de volver al futuro, con muchismas «signature», cosas de la casa, como bailar cada tanto tiempo, cantarle el cumpleaños a quienes festejen ese día, dibujarte una sonrisa en el ketchup, los uniformes, étc.
Las hamburguesas son deliciosas, están bien hechas y no parecen de cadena, las bebidas son con refill libre, el mozo que atiende tu mesa te la alcanza cuando la necesites –y podés cambiar de marca de gaseosa, todo piola–
Es incómodo si se ponen a cantar y bailar, cerca tuyo y no estás acostumbrado (o no sabés, como es nuestro caso), pero está todo bien, es simpático.
La atención fue un 10, de hecho, de todos los lugares que visitamos en Santiago, fue el que más se destacó en este sentido.

No merece dar muchas vueltas. Son una excelente opción para ir en grupos, muy llamativo y entretenido.
El problema es que la calidad no está acorde con loa precios.
Las hamburguesas son bien preparadas pero no perfectas y los acompañamientos son de bajo nivel.
Si compitieran en precio con Wendy’s o Burger King estaría todo fantástico pero los precios son mucho más altos y la atención a veces bastante deficiente.
Solían ser uno de mis lugares favoritos y sus hamburguesas siguen dentro de mis favoritas.
Pero la atención es cada ves más lenta y los precios están demasiado altos para lo quque uno recibe a cambio.

Manteniendo la magia de sus orígenes y el mejor estilo ochentero.
Este local tiene cuatro aristas que lo destacan: comida, estilo, atención y baile.
COMIDA: ciertamente cualquiera de sus hamburguesas son deliciosas. Acompañada de un milk shake o malteada son mejores aun.
ESTILO: mantiene su estilo ochentero con que se fundó, con sus muebles, decoración y los uniformes que usa el personal. Esto claramente le da su toque.
ATENCIÓN: la atención es de primera. Te saludan al llegar cálidamente y el encargado es muy probable que se acerque a preguntar y confirmar que todo esta a tu gusto.
BAILE: quienes hemos venido sabemos que quienes trabajan gustan de bailar. De vez en cuando ponen un tema y todos los trabajadores bailan. Esto lo hace mas único, mas buena onda y además que te relaja mucho. Después de ver a tanta gente feliz bailando, solo puedes seguir disfrutando feliz de tu visita. Esto es un sello único. También alienta a los trabajadores y después siguen trabajando con las pilas cargadas nuevamente.

Local de Johnny Rockets dentro del Shopping Alto Las Condes, en el segundo nivel.
Las hamburguesas son deliciosas y hay mucha variedad de combos. Las bebidas son con refill libre, con tan solo pedirle al mozo te las vuelven a cargar.
El local te genera ganas de quedarte mirando cada detalle, el tocadiscos es fantástico. Hay mesas en la terraza, con una hermosa vista.
Se puede abonar con tarjeta de crédito. La atención es personalizada y la simpatía de los mozos es genial, están atentos a los clientes y cada pedido que hagan.
Después de comer, una buena opción es pedir alguno de los shakes o malts de vainilla, chocolate o frutilla para refrescarte

Cuando se trata de hamburguesas gringas, hasta el momento, estas son mis favoritas, el sabor de la carne es muy rico.
El concepto es entretenido, si o si alguien te saluda y si o si alguien se despide (cuando no son todos), y el baile… jajajajaja puedes tener un día del terror y de todas maneras te sacan una sonrisa.
Tienen Dr Pepper y dibujan una carita sonriente con Ketchup =)