Feria Artesanal Irarrázabal

Hace rato que la artesanía es un término un poco manoseado, y que un montón de cosas que te hacen pasar por artesanías son productos provenientes de china sin nada místico en su elaboración, esta feria tiene mucho de ese tipo de artesanía.
Ahora, dejando de lado la amargura del inicio, esta es una feria artesanal en dónde puedes encontrar de todo. Desde puestos con libros de sospechosa procedencia pero a precios muy accesibles, a puestos de chocolates y alfajores caseros.
Entre todo lo que vi, destaco un mini puesto de ropa americana con blusas y camisas en oferta a 1.000 y 2.000 c/​u, y un puesto en dónde hacían figuras en piedra para decorar el jardín o la casa, de lo más bellas.
No sé si enviaría a un extranjero a buscar algo típicamente chileno a esta feria, pero fijo que cuándo necesite comprar un regalo express me voy derechito a la feria, obviamente encontraré algo que salve la ocasión y me deje como reina.

En dos pasillos largo encuentras de todo (como una buena feria, aunque a veces de artesanal tiene poco).
Destaco sobre todo los locales que hacen artesanía en madera (marcos de fotos y servilleteros, por ejemplo), los artesanos de las joyas de plata (verdadera y de buena calidad), el señor del local de los chocolates y cuchuflís rellenos de manjar (hechos por él) y las figuritas de yeso listas para pintar, que vende una señora al final del segundo pasillo.
En cuanto a lo otro (categoría menos artesanal), encontré buenísima la venta de camisas hawaianas a $ 1990 cada una (¡vio, acá hay de todo!) y el puesto de manicure express a $ 3.000. La chica del local también hace todo tipo de diseños (nail art) y pone uñas acrílicas (con eso paso, pero hay varias que las usan), el valor de éstas van de los $ 8.000 en adelante.

En esta feria he comprado de todo… desde la blusa hindú de cumpleaños para mi madre, una medalla conmemorativa muy simbólica para mi familia, mostacillas para hacer collares, calcetitas de algodón para mi bebé, cuando era bebé (de algodón, algodón), una lámpara, una billetera de arpillera, libretitas con tapas de madera para regalar a amigas, maquillaje Jordana en tiempos de vacas flacas, aritos de perla para hacer la práctica, una polera de Kiss para mi hijo ahora que tiene 9, una pulsera negra de cuero para hacerme la cool con un pinche metalero hace mil años… hasta he cargado la Bip.
Llevo 13 años en Santiago y no habido ninguno que no compre algo en esta feria artesanal, porque tiene de todo en dos pasillos. Hasta chocolatitos especiales e imitaciones de perfumes… lentes para el verano y, claro, el típico colgante de vidrio con el Principito diciendo que lo esencial es invisible a los ojos…