La Tecla

Muy buena atencion en un lugar con muy buen ambiente. Me pedi el panqueque «la tecla», es como un pastel es una vasija de greda con champignon, mucho queso, masa de panqueque y carne (ojo que se pueden quemar si no lo dejan enfriar). Siempre muy atentos los mozos. Lo recomiendo para una cena de entre semana para cortar un poco la rutina.

A ver, la cosa va así, voy a separar mi reseña en 2:
Le asigno 4 ESTRELLAS al lugar, su atención. La verdad es que es super lindo y acogedor. La terraza con las velas le da una onda muy buena. La atención maravillosa, todos super amables y proactivos, la verdad un placer.
Pero lamentablemente tengo que darle 1 ESTRELLA a mi ensalada. ¿No es suficiente castigo estar a dieta y salir a comer afuera? Aparentemente no, porque tras luchar con la tentación de pedirme una pizza, tuve que efectivamente comerla. ¿cómo podes pifiarla con una ensalada? me lo pregunto seriamente, los croutons eran ensopados en aceite (mejor no averiguo) pero honestamente intragables (me estoy preparando un te digestivo mientras escribo). No siempre más es mejor, les juro que te devuelvo el kilo de lechuga que me pusiste en el plato a cambio de que existiera algo de queso en el plato… algo. En fin, para resumir comí lechuga con pan pasado por aceite… la verdad terrible.
Pero no quiero ser injusta, evidentemente no fui por la especialidad de la casa, y en serio el ambiente es fabuloso, por eso voy a promediar mi puntuación en 3 y los dejo con este consejo… por dios no pidan la ensalada caesar!

Yo también conocía y me encantaba el antiguo local, pero debo reconocer que éste no lo hace nada de mal, sigue siendo un lugar perfecto para ir con amigos a compartir una agradable charla acompañada por cualquiera de las sugerencias de la carta, todas son ricas.

Este restaurant lo conocí de la manera más irrisoria posible. Pasaba frente al local, cuando un tipo en motocicleta (por la vereda) intento robarme la cartera, me pego el tirón, pero como no pudo llevársela quiso devolverse, y yo obviamente debía arrancar, el sr. que cuidaba los autos me llamó y entré al restaurant, gracias a él y el local no paso a más.
Una vez que ya estaba más calmada, aunque con el hombro muuuy adolorido, comencé a mirar mejor el interior del lugar y prometí volver para llevarme una aún mejor impresión, esta vez probando la cocina. Quizás no es un menú muuuy elaborado pero definitivamente es para ir a pasar un rato agradable entre amigas o amigos, acompañados de una buena conversación, además tendrán la seguridad de que cuidan a sus clientes e incluso a los que aún no lo son, como fue mi caso.

Cuando supe que La Tecla se cambiaba de casa casi me morí. El restaurante original era tan agradable, una típica casona ñuñoína con patio y parrón, donde podías disfrutas de tu panqueque calentito en pleno verano porque las brisas de la tarde se encargaban de moderar las temperaturas. Terrible la perspectiva de perder esa imagen tan de la comuna por algún proyecto inmobiliario de escaso valor urbano y estético.
Pues bien, La Tecla se cambió de casa a unas tres cuadras de donde estaba antes, quedando un poco más inserta en la ruta de la Plaza Ñuñoa, en una casa donde antes estuviera el restaurant Bigas, también acogedora, sin tanto patio pero sí con un antejardín bien decente. El fuerte de La Tecla siguen siendo los panqueques, donde tienes varias opciones para elegir. En general, yo me inclino por alguno vegetariano o con productos del mar.
El resultado final fue agradable. No voy a decir que quedó mejor que antes. Si sacamos cuentas, a la larga igual perdimos un restaurant tradicional del barrio (el Bigas). La Tecla es más recomendable para ir a comer algo que acompañe a una buena conversación y no vice versa (donde necesitas lucirte con el plato porque la verdad es que no hay mucho más en que basar la conversa).