Millaray y Alvarito

Buenísimo.
La mejor pica’ de La Vega, barato y rico. Usualmente un plato rondea los 3.500 CLP, y viene con ensalada, sopa, pan, y jugo.
Si quieren comida chilena vengan aquí, porque en el centro te engañan con porciones pequeñas y desabridas. Millaray y Alvarito tiene precios ridículamente baratos, y sumado a eso, antes o después, puedes hacer las compras en nuestra Vega querida. Elige lo natural. Corta.

I just finished eating the most delicious meal here. Located in the «food court» area of La Vega, this place is always packed. I usually go next door to La Pica de Tia Ruth, but after passing this place enough times I noticed the food always looked amazing.
They have a few different menu items than some of the other restaurants. The portions are HUGE and the prices incredibly cheap. I tried a «Shapshui de pollo» (a spin on chicken chop suey) which was absolutely delicious. Lots of chicken, lots of veggies, I chose a side of fries. You also get bread, a soup and a salad with each meal. I had to take half the dish home because it was so much food (and for 3,300 pesos!)
My husband tried the Mongolian Beef and was likewise impressed. Will be choosing this one over Tia Ruth going forward!

Después de una larga caminata de compras por La Vega Central, a cualquiera le da hambre. Por ello hay un sector en este reciento que está netamente especializado en las «fuentes de soda» y restaurantes para todos los contertulios que visitan y trabajan en el lugar.
Diré que esto no tiene nada de fino y elegante, incluso hasta un poco de pudor genera ver las cocinerías abiertas, los «chef» y quienes trabajan en la infinidad de locales. Pero es una parada obligada en el mundo guachaca.
El local que más me gustó se llama Millaray y Alvarito. Caminando por el sector muchas mujeres, casi todas colombianas, se me acercaban y decían: «quiere comer señorita», «tenemos los mejores porotos», «pase, pase no se arrepentirá» y esa clase de argumentos que buscan convencer al cliente de elegir su local. Incluso una me siguió varios metros tratando de convencerme de que la mejor carne estaba en la «Tía Ruth». ¡Insistentes las chiquillas!
Como andaba con poco dinero me senté en una mesita (coja) y esperé que me atendieran, sola en un rincón. Se imaginan la triste escena, ¡en cualquier momento pasaba alguien y me tiraba una moneda o se me acercaba un violinista para darle un toque más «patético» al momento!
La cosa es que me llevaron la carta y me sorprendí de la variedad de comida chilena que ofrecía. pero TÍPICO chileno y ¡BARATO! imagínese que un plato de porotos con riendas bien contundente costaba $ 1.000 pesos. ¡Sí señores una luca! más pan y pebre. Igualmente no me gustan los porotos así que pedí una ensalada a la chilena sin cebolla (que en verdad era tomate, pero como hablamos de la chilenidad suena más bonito «chilena») más unas papas fritas tradicionales (con ketchup) por todo eso pague $ 2.000 pesos y quedé pochita.
Lo recomiendo, aunque sea vaya una vez en la vida. Es pintoresco sentarse allí y disfrutar de la vista (hacia las verdulerias).