Pocas veces, muy pocas me apetece comer mariscos, tal vez porque no los procuré de niño y no me acostumbré o por la mala fama que se han generado por fuertes intoxicaciones si no son bien tratados y conservados, pero no significa que no me gusten, de hecho puedo comer casi todos, incluso he comido tiburón, en serio, pero este sitio en esta esquina me ha agradado bastante. La amabilidad de los cocineros e incluso su humor, la felicidad que transmiten al estar preparándote tu comida, el gusto con el que te hacen un comentario y el interés que te toman, aun siendo la persona más apática del mundo te va a agradar, el sabor es promedio, no seré adulador al decir que es extraordinario pero sinceramente no podría quejarme o dejar de recomendarlos, simplemente es agradable pasar una tarde de tu vida comiendo en un sitio rodeado de personas que trabajan a gusto, o por lo menos eso te dejan ver, y eso es suficiente.