Cuando dos personas distintas y que conocen bien el lugar, te recomiendan un mismo sitio, siempre es por algo y cuando entras y lo disfrutas, entiendes el motivo. Es un sitio cuqui, de esos que gustan porque están cuidados con detalle y se nota. Sillas de diferentes estilos que invitan a sentarse, sofás traídos del mismo rastro, decoración «descuidada» en teoría pero pensada hasta el último tornillo. Hay una pequeña terraza, wifi gratis, sillones dentro y mil variedades de café distintas y recién molidas. Sin duda el café es una de las mejores cosas del sitio, pero también las tartas caseras, que lucen espléndidas en un mostrador junto a la barra. Y el bagel con pastrami y mostaza, que estoy deseando volver a tomar y los batidos, y el spritz y … bueno, creo que voy a parar que tampoco he estado tantas veces. Sin duda es uno de mis favoritos para desayuno-almuerzo-merienda en esa zona. Le falta una estrella y no se la doy porque no llega a ser del todo barato, dos desayunos el otro día me costaron más de 9 euros y eran dos cafés con dos croissants, uno de ellos con jamón york y queso y porque cierran increíblemente pronto, especialmente en domingo.
María Q.
Place rating: 4 Valencia
Le haré la ola a la Unilocaler Patricia S un buen rato por haberme presentado en Unilocal este lugar tan chulo. ¿Y haber pasado por delante cien veces y no verlo? Resulta que en verano me pongo la pamela y no veo a los lados, solo de frente para no chocarme, y se ve que he estado viniendo sin saber que el paraíso estaba a 100 metros de mi cama. ¡Qué concepto más guay de lugar! Un café ecológico y que te muelen en el momento, de orígenes diferentes, con aromas espectaculares y unas mezclas, ay mare ¡qué perdición! Si te gusta el café vas a flipar, pero si no también porque además tienen batidos, galletas, tartas y otras delicias artesanas que levantan el ánimo a una gaviota en Madrid(en agosto). La decoraciones chulísima, fuera tienen una terracita muy cuca con unas mesas y sillas rollo industrial y atención ¡un sofá de pelos blancos en la entrada! Además, puedes leer revistas varias que tienen amontonadas por varios rincones, por si vas a cafetear solo o esperas a alguien. Tienen wifi, un camarero rubio de 2 metros haciendo unos cafés d ensueño(que imagino que no es de la Marina por su acento), y bueno, una carta que dificulta bastante la tarea de elegir ¡lo quieres TODO! Después de mucho pensar, me decidí por un fogatto, un espresso con helado de vainilla, qué sabor ¡quiero mil más, YA! Lo malo fue que llegamos a punto de cerrar y no tuvimos tiempo ni para otear más el lugar, ni para sentarnos en su terraza, ni para probar otros productos. Precisamente el capítulo del horario fue lo que nos apagó un poco la visita. Cuando llegamos el camarero nos avisó de que cerraban en 10 minutos y yo pedí mi café para llevar, sin embargo había una pareja francesa tomando un vino espumoso(muy glamurosos ellos) y cuando pidieron una segunda ronda el camarero les dijo lo que a mí, entonces ella montó en cólera y dijo que no podía ser, que nadie les había avisado de que cerraban a las 19. El camarero no estuvo hábil, porque en vez de tomárselo como una clienta un poco estresada le contestó muy seco y ella dobló el tono, uf, el resto se dio cuenta y claro, eso no mola. El caso es que el horario está para cambiar ¿cómo pueden cerrar a las 19 en verano, con lo que apetece cafetear en su terraza? Ahí lo dejo. Otra vez fui con una amiga Unilocaler sobre las 13 y probamos un smothie, un sándwich de pastrami y un cóctel spritz de Aperol italiano ¡qué rico todo, mareeeeee! Tenía mis dudas con el pastrami pero me encantó, estaba jugoso y el bagel riquísimo y con mucha mostaza(me encanta). Si algún pero he encontrado a este local es el servicio. El chico rubio es mega majo, pero el resto mira a ver cómo los pillas. En una ocasión fuimos a pedir unos bocatas para llevar y la chica nos perdonaba bastante la vida, además se equivocó en uno de los pedidos, que no pasa nada, pero la cara que puso cuando se lo dijimos fue un poema. Mi recomendación es que los dueños del local transmitan a sus trabajadores ese buen rollo que ellos sí que tienen y que se nota al entrar, pero que una mala cara o una contestación fuera de tono puede cambiar la experiencia por muy requetebueno que esté el producto. Por lo demás el sitio es perfecto, así que la estrella de la excelencia queda pendiente de una atención 5 estrellas, que ahora mismo no tienen. La verdad es que la idea es una pasada, el local precioso y es todo un lujo tener un sitio así en el Albir ¡quiero un hermanito en Valencia!