Bastante curioso este callejón entre dos calles del centro de la ciudad; me encantaría saber si son paralelas o perpendiculares, pero serpentea tanto que he perdido el norte. Tiene alguna cafetería y restaurante escondidos dentro, en pleno casco histórico pero alejados del circuito turístico, lo que siempre se agradece porque no suele dar muy buenos resultados. Además, tiene una serie de portales y puertas antiguas con aspecto misterioso que dan mucho juego a la imaginación, aunque seguro que su historia es menos romántica de lo esperado. Ahora bien, cuidado al desembocar en plena terraza de un bar: la repentina visión de aglomeraciones turísticas y domingueras puede ser perjudicial para la salud.